Capítulo 9

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No podía dejar de sonreír, tarareando a Pharrell Williams, mientras preparaba café en la cocina de su nueva casa, la casa de Mew y su madre. Noche Buena había sido una linda celebración con sus amigos y Navidad un largo día junto a su nueva familia.

—Mew —exclamó, camino al dormitorio, sintiendo el aroma del champú salir del baño— quedó biscocho de calabaza ¿Quieres llevar al trabajo? —mordió su labio, ignorando la necesidad de tocar su cuerpo desnudo, sonrojándose al escuchar su risa.

—Comeré en la tarde, tengo un almuerzo con Morrison y algunos representantes.

—Le llevaré un poco a Fluke —se acercó a besarlo y suspiró al alejarse, antes de que esos brazos fuertes lo agarraran y llegaran tarde a sus compromisos— nos vemos por la noche.

—Será una larga espera —le guiñó un ojo que hizo a Gulf sentir burbujas en su estómago y regresó a la cocina cuanto antes.

Gulf sabía que no era bueno en la cocina, ni en cualquier tarea que significara un quehacer del hogar, así que, cuando puso un trozo de pastel en un recipiente de vidrio, encontró buena idea envolverlo con hojas de la revista que estaba sobre la mesa en el pasillo.

Llegó a la academia un poco más tarde de lo habitual, quitándose el grueso abrigo de colores que Mew le había regalado el día anterior, dejándolo en el colgador de lo que ahora era su oficina, un espacio que se preocupó de decorar, para no invadir la privacidad de Fluke. Se cambió de ropa en los vestidores y se disculpó con su primer alumno de la mañana, comenzando la clase donde la habían dejado la semana pasada.

—Compré ensaladas —exclamó Fluke, cuando se quedaron solos en la academia— vamos adentro a comer, pero no critiques mi desorden.

—Traje pastel de calabaza para el postre.

—Mon dieu, tu novio me dejará como una bola a este ritmo.

—Te prometo que será lo último, Año Nuevo lo celebraremos en casa de Mai, ella es mucho más comedida en su dieta.

Comieron lentamente, comentando las clases de la mañana, haciendo planes para una coreografía en conjunto y fue Fluke el que desenvolvió el recipiente, burlándose de Gulf por usar ese papel, entonces su ceño se frunció y miró la hoja más de cerca, como si le fallara la vista.

—¿Es Mew el de esta foto? —exclamó con duda y Gulf tomó el papel con inocencia, mirando la foto en que Mew salía vestido con un elegante esmoquin, tomando la cintura de una rubia que no conocía, leyendo el titular con una presión en el pecho.

—Sí —contestó con voz estremecida— es Mew.

Sus manos temblaban mientras caminaba de regreso a su oficina, con la hoja en la mano, buscando alguna explicación en su mente para no hacer un escándalo de esto y luego de mucho mirar, sin ver realmente, se dio cuenta que la fecha de aquella ceremonia coincidía con el último viaje que Mew había tenido a Portland y el titular era bastante claro al informar que en Chicago premiaban a los mejores publicistas deportivos del país.

—¿Quieres que llame a Mai? —preguntó Fluke desde la puerta y Gulf se dio cuenta que estaba a punto de largarse a llorar, negó con la cabeza.

—Me tomaré la tarde —susurró, viendo su mano temblar al intentar tomar el abrigo, agradeciendo que su nuevo amigo le ayudara— no le digas a nadie, por favor.

—¿Estás seguro de poder estar solo? Puedes quedarte aquí y esperar a calmarte un poco.

—Necesito aire y... despejar mi mente —se negó a aceptar el pañuelo de papel— no, arruinaría mi maquillaje —murmuró.

Así, tal cual - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora