Cuando El Amor Se Niega A Morir III-Capítulo 14

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Narra Dimitri

El día después del baile estuve buscando a Anja porque quería hablar conmigo, sin embargo, me enteré después que tuvo que irse por motivos de salud, pero regresará pronto. Kitty y yo pasamos la mayor parte del tiempo juntos mientras que Anastasia se la pasa con Maximiliano y Carlota, esta última ha quedado encantada con Anastasia: a donde quiera que ella vaya, la sigue, sino Carlota le pide su compañía.

No entendía muy bien su afición pero después caí en la cuenta que, además de admirar su belleza, lo que más admira de Anastasia es su comportamiento, de estos días, tan elegantemente soberbio. No habla mucho pero cuando lo hace hasta yo me quedo sorprendido. Hace que me guste más aquí en Austria que en Alemania.

-Y dígame, Anastasia,-habla Carlota mientras comemos.- ¿Le gustó nuestra fiesta de máscaras? Jamás habíamos hecho algo así pero se le ocurrió a la señorita Braunnmiller.

-Jamás había asistido a una, me divertí. Sería muy interesante repetirla, pero tal vez, no solo con máscaras sino también un disfraz. Algún personaje histórico o de la mitología.

-Estoy de acuerdo, me agrada su idea.-dice Maximiliano mientras deja la copa de vino sobre la mesa.- Y como yo mando aquí, consigan un atuendo lo más pronto posible porque el evento será en tres días.

-Me parece perfecto.-dice Kitty.-¿De qué planea vestirse, Dimitri?

-De mi mismo. ¿Usted?

Narra Anastasia

El miércoles de la semana pasada yo debí haber sido feliz, mucho. Pero no, yo no lo merezco. Aunque sé que Esteban me esperará, tiene que, solo espero que Elena le haya entregado mi carta.

Hoy, domingo, Carlota me ha pedido acompañarla a la iglesia, junto con Kitty para que reciba bendición en su embarazo y para que yo sea bendecida con la maternidad.

Al salir nosotras y la nodriza del pequeño Agustín, hijo de los austriacos Habsburgo; nos dirigimos de regreso al palacio.

-Llévalo a dormir.-le ordena Carlota a la joven nodriza y ella se va.- Vamos a tomar algo de té en un saloncito que hace poco cambiamos.

La seguimos y llegamos a un pequeño salón, me recuerda mucho a un salón del Palacio Peterhof, mi hogar. Es pequeño y con una decoración muy discreta, hay un gran librero y hasta un piano.

-¿Alguna de ustedes dos toca el piano?

-Anastasia toca mejor que yo. A mi me costó mucho aprender.- dice Kitty- siempre tuve mala mano para la música.

-Ilústrenos, gran duquesa.

Camino hacia el piano y me siento en el banquillo, acomodo mi cuerpo y pienso lo que tocaré. Un mozo entra y se acerca a Carlota, algo le dice y se va antes de que yo toque.

-Discúlpeme un momento, Anastasia, regresaré en unos momentos.

Sale del salón y nos deja solas a Kitty y a mi.

-Dimitri es muy buena compañía -dice ella.

-Me da gusto que le agrades, el suele ser indiferente con mis amistades.

-Como tú estás siendo aquí en Austria.

-No tanto. ¿Te cuenta las historias de los Romancek? Son muy buenas, a veces me recuerda a mi padre...

-Me ha contado varias. Pero casi siempre hablamos de cosas que nos interesan.- se sienta junto a mi en el piano y toca unas teclas.- A veces me hace extrañar a Wronsky.

La Reina InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora