Capítulo 11 ~ Víctima favorita

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Colby

Abigail dormía como una bebé boca para abajo. Aproveché que dormía para curarle el corte que le hice en la espalda. Como siempre ando preparado para estas cosas, saqué el botiquín y de la caja recogí alcohol y algodón, esta combinación le irritaría por un momento pero valdrá la pena porque cicatrizará su herida antes de que sea grave.

Con el algodón ya remojado en alcohol paso el mismo sobre su espalda, lo que la hace removerse dormida. Bendito sea Dios que no despierta!

Pongo todo en su lugar viendo que su herida va cicatrizando de a poco. Ella sigue dormida con el sostén puesto. Me gusta verla dormir, se ve sexy en esa posición. Bien, lo admito, me gusta ella, es mi víctima favorita.

Cuando decido volver a los pasillos y estoy a punto de apagar la luz la escucho hablar.

- Hey! - la oigo refunfuñar.

No respondo, sólo volteo hacia ella y la veo moviéndose en su lugar agitando las cadenas que la atan.

- Jonathan, eres tú? - parece balbucear con el rostro cubierto por la almohada.

- Jonathan? - susurro preguntándome por qué diría eso.

Me acerco a su rostro y justamente lo gira en mi dirección. Ojos cerrados. Está dormida! Hablando dormida?..

- No. No. No! - sigue balbuceando.

Tomo la cadena que su estómago la estába aplastando, la guardo en el cuarto de colección nuevamente ya que hoy no se dió lo que tanto quería aunque admito que no estuvo nada mal lo de hoy.

- Colby, dónde estás desgraciado? - con ese grito ya supe que despertó.

Me pongo a su vista, frunce el ceño al verme y se me escapa una risita.

- Me duele - se queja.

- Qué te duele? - pregunto sin darle importancia.

- Mi espalda - dice arqueando la mencionada.

- Ya cicatricé la herida - digo excusándome.

- Aún duele! - exclama furiosa.

- No me importa - respondo campante levantándome para salir ya.

- Si no estoy bien, tú tampoco lo estarás - dice en un tono de grandeza.

- Perdón? - respondo volviéndome a ella.

- Si no estoy bien, tú...- la interrumpo.

- A lo que me refiero es por qué lo dices? - voy al grano.

- Piensa! Ya no te serviría y tendrías que dejarme ir - dice campante como si fuera que lo que pide va a funcionar.

- Jamás lo haría - respondo siendo sincero. Y en serio, jamás lo haría.

- Y qué harás si me dan secuelas? - pregunta queriendo ganarme la discusión.

Me pongo a pensar. Demonios! Tiene razón! No podría llevarla al hospital o sino ¡pum! me descubrirán. Ni tampoco podría curarla yo... Las mujeres y su maldito don de ganar discusiones me tienen podrido.

Suspiro frustrado - Qué quieres que haga? - pregunto ya rindiéndome.

- Has que el dolor se vaya - dice como si fuera la cosa más fácil de hacer.

- Y cómo demonios esperas que haga eso? Eso sólo se te pasa con un milagro. - digo estupefacto y molesto.

- Los milagros existen - murmura en una sonrisa.

I am machineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora