Su mejor Opción

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El interior del ducto era profundo e infinito. Estaba seguro que bastarían solo dos pasos para perderse en la oscuridad y desaparecer para siempre. Volteo a ver a Lou, su mirada reflejando su terror por lo que tenía adelante. Este se vuelve a verlo, compartiendo su sentimiento, pero manteniendo su postura firme, contrario a él que temblaba y estaba a nada de caer al suelo.

-Es la única opción Ox. Debes hacerlo antes de que te encuentren.

Quería negarse, pero su voz estaba atascada en su garganta. Estaba paralizado: Por el miedo, la confusión, la tristeza. Regresa su mirada hacia las residencias, ni estando de seguro de cuánto tiempo más disponía para huir antes de que los alcanzaran. Tanto trabajo, tanto empeño que había puesto para cumplir su sueño, y ahora, por más de que les había demostrado que era merecedor del Gran Mundo. era buscado para ser eliminarlo. Deseaba llorar, deseaba dar pelea, en cambio... Lou lo convenció de irse. Eran demasiados...

Pero en serio no quería entrar ahí.

Su amigo al ver su indecisión, se arrodilla frente a él tomándolo de la mano, brindándole ese confort que ahora tanto le hacía falta. Lo ve esperanzado, sus dedos reaccionando a su agarre queriendo aferrarse a su calor, cuando entonces este le dice:

-Todo estará bien, Ox... Estarás a salvo del otro lado.

Y la ira que tenía contenida estalla haciéndolo apartarse:

-¡Pero no quiero ir a ningún otro lado, Lou!-grita sin soportar más la impotencia-¡Quiero quedarme! Quiero hacer la prueba mañana y probarles a todos que merezco felicidad tanto como ellos ¡Quiero pelear-!

-¡Pero no vas a hacerlo! -Exclamo el otro, tan alto que su voz hizo eco en el ducto y fue como mil voces gritándole al mismo tiempo- Créeme en lo que te digo, Ox... ¡No puedes mostrarte en el examen mañana! ¡Es por tu propia seguridad!

-¡Pues no me importa! Y-yo... ¡Es-estoy tan cerca! ¡Déjame hacer esto-!

Cuando vio a su amigo acercarse hacia él, Ox espero todo menos un golpe en el rostro.

-¡Harás lo que te digo!

El silencio se extiende entre ellos mientras Ox exhalaba ahogado, tocando su mejilla enrojecida. Su cuerpo encogiéndose por la sorpresa, el dolor, el miedo de ver a su amigo frente a él sin una pizca de remordimiento por su violencia. Lo hace sentir pequeño... El conejo cae al suelo dejando su tristeza rodar por sus mejillas. No ve a Lou apartarse de la sorpresa, ni ve la vergüenza en su mirada de sus acciones. No ve su corazón partirse, ni endurecerse en los escasos segundos que Ox lloro desconsolado en el suelo, con su espíritu aplastado, viendo al muñeco que más amaba darle la espalda, ahora cuando más lo necesitaba

¿Por qué? ¿¡Por qué no lo apoyaba esta vez cuando ya estaban tan cerca!?

¿Por qué ya ni lo miraba?

-Solo...Confía en mí, Ox. Yo sé cómo funciona todo esto y esta es tu mejor opción.



El frío viento de la mañana volvió a golpearle en la cara, despertando a Ox de su trance y dispersando los recuerdos de su última pesadilla. Ya era la segunda noche consecutiva que no podía dormir bien. Esperaba no se hiciera una costumbre.

Sacudió su cuerpo intentando que el sueño y la pereza que le acompañaba desde la cama desapareciera. Era muy temprano por la mañana, el sol aún no salía y el cielo se encontraba algo nublado. Un perfecto clima para una caminata... Pero solo estaba parado en medio de la plaza del Instituto para encontrarse con Lou.

Razón por la cual intentaba no parecer muy afectado por sus horas pendientes de sueño (Aunque la ojera bajo su ojo lo delataba). Estaba a nada de encontrarse con el ex Líder del Instituto: El prototipo de sus pesadillas, maestro en la manipulación y las mentiras. El muñeco que, dependiendo del día, su mente recordaba como el hermano que nunca tuvo, o cómo el muñeco que había dispuesto de él tantas veces como su marioneta.

Líderes en pruebaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora