Capítulo 34

1K 172 73
                                    

No puede evitar sonreír con cierta nostalgia y con entendimiento profundo del porqué el pecoso es así. El porqué actuaba o reaccionaba de esa forma en aquellos momentos.

"Es el demente del pueblo."

"Todos dicen que es extraño."

"Era conocido como el mudo del pueblo de Nachi."

Bakugou niega con cierta ira al recordar aquello que le había mencionado Tokoyami.

—Que fácil es juzgar a los demás cuando no se sabe su historial. —lanza el rubio ceniza mientras mantiene su mirada fija. —Supongo que me encargaré de hacer feliz al maldito demente del pueblo... —lanza mientras sus escarlatas endurecen sintiendo una profunda ira navegar en su interior.

—Y el resto puede comer mierda.

_________________________________________

Desempolvando bitácoras

El día anterior había sido sin duda una especie de montaña rusa.

Aún si su corazón quería saltar de la felicidad por la cercanía que de pronto se había concretado junto a Bakugou, su lado racional se niega a hacerlo.

—No hay tiempo para eso. —dice releyendo sus anotaciones hasta el cansancio en su bitácora.

—Oye, Deku. —suelta Bakugou con un paño blanco sobre su cabeza, y con sus manos ocupadas con una caja. —Encontré esta mierda y quiero quemarla, ¿qué dices?

Izuku Midoriya gira su rostro y observa una caja vieja entre sus manos. — ¿De dónde la has sacado? —inquiere levantándose y tomarla.

Mientras la deja en el suelo y la abre, Bakugou se cruza de brazos y se apoya en el umbral de la puerta. —Estaba con el jodido Pickles. Esa perra quería salir un rato, entonces vi su chiquero y decidí limpiarlo.

—Es un pájaro, no un perro... —murmulla Izuku centrado en su contenido. — ¿Entonces estaba en la biblioteca? —inquiere al instante en que azota su palma al ver salir una enorme araña.

El rostro de Bakugou se ve asqueado. —Ve a lavarte esa mano ahora mismo. —ordena al instante en que Izuku asiente y va hasta el baño mientras Bakugou le sigue con la mirada.

—Es extraño... No recuerdo haber guardado esa caja nunca. —suelta el pecoso con su mano en el mentón y volver al sitio.

— ¡Como sea! ¿¡Sí puedo quemarla!? —exclama impaciente.

Pero los ojos de Izuku abren al instante en que saca tres libretas.

—1680... 1681 y 1682... —dice con sorpresa observando tres bitácoras de años consecutivos llenas de polvo, guardadas y olvidadas. Entonces alza su mirada. —Lo siento, Kacchan, no podrás quemarlas. —suelta dejándolas sobre su escritorio a un lado de su bitácora más reciente, año 1683.

— ¡Por un demonio! 

—Pero puedes quemar la caja. —responde el pecoso mientras observa como los ojos escarlatas brillan. —Pero con cuidado.

— ¡Sí, sí, adiós! —suelta el rubio perdiéndose con la caja de forma inmediata.

Una sonrisa enternecida nace de Izuku al ver ese gesto, mas su mirada seria se centra en aquellas tres libretas con su mano en el mentón. —Kacchan es impresionante. —susurra sentándose y abrir la primera bitácora.

Las primeras anotaciones eran de fracasos y solo fracasos, tal y como recordaba había vivido esos años.

— ¿Será por eso? —inquiere apoyándose en la silla observando el techo, con sus brazos cruzados. — ¿Las oculté porque no quería leer mis reiterados fracasos para que Kacchan pudiera despertar?

Frankenstein Explosivo ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora