Capítulo 12

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— ¡LECCIÓN DE MODALES Y DE RESPETO! —exclamaba Izuku con sus manos en las caderas, totalmente indignado y aún sonrojado. 

Y con Katsuki sentado frente a él con correas en la silla, mientras gruñía y gritaba en su lugar. 

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|Pez lánguido|

Había un sonido que siempre solía llamarle la atención desde la lejanía, cuando solía salir a observar los animales de Deku o simplemente patear piedras. Era un sonido que hacía que sus propios músculos se relajaran, y no podía evitar girar su rostro hacia aquel sonido con curiosidad.

¿Qué era? Sin duda algo había ahí.

Y hoy, había surgido la situación perfecta para ir a investigar, aún si había llegado ahí sin notarlo.

{...}

Ya había olvidado la cantidad de veces que había repetido aquello en el transcurso del día.

— ¡Kacchan, por milésima vez no!

Izuku Midoriya exclamaba hasta el cansancio, con una de sus gallinas entre sus brazos.

Ahora mismo se encontraba en el suelo, revolcándose entre el césped y el montón de pienso para Sussie recién adquirido.

La gallina en silencio solo podía confiar en su amo, y aprovechó también de picotear aquella curiosa y pequeña esfera que se movía de manera ascendente y descendente en la garganta del pecoso por cada vez que exclamaba.

— ¡Kacchan, por fa—

El picoteo curioso de parte de su propia gallina lo sorprendió, al mismo tiempo que todas sus palabras se atoraron en su propia garganta en menos de un parpadeo. —Kajj. —soltó de manera automática, esforzándose de aclarar su garganta ante tal sorpresivo ataque.

Y Bakugou pensó que esa sería la oportunidad perfecta para atacar. — ¡Comida! —exclamó lanzándose sobre el pecoso, aplastando a la gallina ante el impulso y liberando un par de plumas ante ello, además de los gritos desesperantes del plumífero.

Las plumas cayeron de manera suave y relajante a su alrededor, aún si había desorden absoluto frente a ellas.

Era un tanto divertido como a su vez peligroso ver al rubio ceniza exclamar aquello con plumas aún en su boca. Cualquiera pensaría que aquel muchacho no comía hace días, siendo que hace apenas unos minutos atrás había estado comiendo junto al pecoso.

Izuku luego de asegurarse de aclarar su garganta, se giró de lado dándole la espalda a Katsuki para proteger a su gallina, cerrando sus ojos fuertemente sin poder evitarlo. — ¡Si te la comes no podremos tener huevos, idiota!

Evidentemente la situación se estaba volviendo un tanto estresante, a tal punto que había dejado salir una grosería sin notarlo.

Parpadeó al instante regresando a la calma en cuanto se había percatado de su fatal error. No podía permitir que su vocabulario se diera el lujo de descontrolarse así, aún si tenía una de sus gallinas desplumadas entre sus brazos que gritaba en su oreja de manera incansable, sin tomar en cuenta el reciente picoteo en su garganta y el tener a Katsuki encima de él intentando desarmar el agarre que tenía para tomar a la gallina otra vez.

Frankenstein Explosivo ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora