◍El Íncubo Virgen◍ ✿YeWook✿

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Wook maldijo internamente por no haber puesto más atención en su hechizo. Yesung lo tomó con más fuerza, casi asfixiandolo y entonces se sentó para poder pegarlo más a su cuerpo.

-¿Quien eres?...-gruñó suavemente en un densa combinación entre coraje y placer.

-S...soy...Ah~...-debido a los bruscos movimientos su interior había sido golpeado un par de veces pues el miembro de su mayor había entrado un poco más, estaba sintiendo tanta adrenalina y excitación que no fue capaz de dar una respuesta clara-mmhh~...

-¿Esto te gusta?...-rió de manera burlona tomándolo por las caderas, pudo ver su cola tensarse y sus alas también, de pronto recordó aquel artículo que había leído y todo lo que había buscado, ese maldito era un demonio. Seguro había estado aprovechándose de el ese tiempo que no lograba recordar nada, así que esta vez, sería su turno-bien...-en un movimiento seco se introdujo por completo y de una manera casi violenta.

Los ojos de Wook se cristalizaron por la brusquedad que había utilizado. Ahora mismo, comenzaba a darse cuenta de que era cierto lo que todos decían de él, era demasiado débil. Cualquier otro demonio ya habría acabado por completo con Yesung, habría tomado la situación y solucionado esta rápidamente pero él no podía hacerlo.

-D...detente...-sus uñas se clavaron en los muslos de su mayor, su voz apenas era audible también.

Yesung volvió a gruñir, lo apartó y lo recostó boca abajo, logró levantarle las caderas al tomar su cola y jalarla con fuerza hacia arriba, Wook volvió a quejarse y a tratar de apartarse pero ni siquiera sus poderes le respondían. Lo penetró con fuerza y lo embistió con dificultad pues su interior estaba demasiado apretado.

-No...-gimió cerrando los ojos fuertemente -¡Alto!...-jadeó removiéndose, Yesung lo inmovilizó poniendo todo su peso en la mano que tenía sobre su cuello. Las embestidas comenzaron rápidamente y el dolor que Ryeowook sentía se convirtió en un culposo placer, el ardor recorriendo su interior y la forma en la que se clavaba sutilmente, rápidamente su rostro se puso rojo y fue obligado a aferrarse a lo primero que encontrara. La calidez que se alojaba en su vientre creció volviendo a convertirse en excitación -ahh~ ...mgh~...-apretó las mantas bajo sus manos, Yesung se dio cuenta y jaló su cola mucho más fuerte para acercarlo más, eso solo hizo que Wook gimiera más fuerte.

-Esto...en serio te gusta maldita zorra...-rió embistiendo con más fuerza, quitó la mano de su cuello y la usó para golpear su trasero un par de veces.

-M...me...encanta~...-soltó con la mente nublada, era la primera vez que experimentaba algo así y era malditamente delicioso, si a eso había llegado a la tierra, entonces estaba completamente feliz por su nuevo destino-Mierda~...ahh~...-mordió sus labios, esos agudos gemidos hacían que Yesung sintiera escalofríos-¡Más fuerte!~...-lanzó sus caderas hacia atrás buscando más contacto.

El cuerpo del mayor se sentía demasiado caliente, apretó sus caderas tanto como pudo e incluso dejó ligeras marcas de sus dedos en aquella blanca piel. Pero fue inevitable aguantar más, terminó corriéndose en su interior con una profunda embestida, el interior de Wook se sintió repentinamente lleno y caliente lo que hizo que se corriera también.

-¡Ah!~...¡Carajo!...-gimió sintiendo sus piernas temblar. No pudo descansar nada ya que Yesung salió de su cuerpo y lo hizo levantarse la cama, esta vez tomándolo por el cabello. Wook estaba exhausto y no sería capaz de detenerlo ahora por más que lo intentara.

-¿Porqué estás aquí?...-lo arrastró hasta el closet donde pensó en encerrarlo pero si pudo entrar a su casa y a la oficina sin problema entonces sería capaz de salir de ahí así que lo devolvió a la cama, buscó una cuerda y la colgó de uno de los pernos de la antigua lámpara que adornaba el cuarto, entonces lo levantó y le amarró las manos, dejándolo hincado y sin oportunidad de moverse. Solo cuando le apartó el cabello de la cara fue que se dio cuenta de quien era-T...tu...¿Ryeowook?...-se apartó suavemente, pero entonces aquellas intenciones que tenía antes de hacerlo suyo regresaron, lo vio desnudo, casi desvaneciéndose y totalmente a su merced, entonces no dudó en aprovechar aquello-¿Porqué fuiste a la oficina?...

-O...Oficina...-repitió aún agitado, normalmente las primeras veces de un demonio los aturdía a tal grado que les era imposible coordinar, el recibir tanta energía de una sola sin estar acostumbrado era agotador.

Yesung le tomó el mentón y le apretó un poco las mejillas, lo vio con los ojos perdidos, era ahora o nunca, lo tomó por las caderas para levantarlas y colocarse bajo su cuerpo, en un movimiento rápido se introdujo en él, los ojos del más bajo se abrieron de golpe, como si de pronto hubiera despertado.

-Ahg~...-mordió sus labios siendo víctima de las embestidas que comenzaban sin piedad, el dolor acompañado de lo profundo que llegaba en esa posición volvieron a ponerlo en aquella situación comprometedora-Y...Yesung~...-por primera vez pronunció su nombre, el calor lo recorría rápidamente y ni siquiera le importaba el ya no poder sentir sus manos al tenerlas en esa posición, ahora mismo lo que deseaba mucho más que nada, era que aquel movimiento bajo su cuerpo no cesara, que siguiera dando contra él y volviéndolo completamente loco. Todas aquellas deliciosas descargas de energía y poder que sentía incrementaban su excitación, hasta que en un dado momento el volvió a tener el control de la situación. Recuperó una poca de la cordura que había perdido y se abalanzó sobre su cuerpo, rompiendo de una sola la cuerda que ataba sus manos, lo aprisionó con ambas sobre sus hombros y comenzó a saltar como si no hubiera un mañana, incluso los gemidos que soltaba empezaban a convertirse en gritos. Yesung lo miró con sorpresa, pero la sensaciones eran increíbles así que no le tomó importancia.

Tan solo poco después de que lograra tener aquel control, sintió un enorme cosquilleo recorrerle el cuerpo y se corrió soltando un quejido pues al mismo tiempo Yesung le había propinado una embestida dura, corriéndose también. Wook ya no pudo más, lo que le quedaba de fuerza se desvaneció y cayó inconsciente sobre el pecho de su mayor.

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