𝓔𝓵 𝓬𝓸𝓶𝓮𝓽𝓪 𝓱𝓪𝓵𝓵𝓮𝔂 | 𝓛𝓮𝓿𝓲 𝓐𝓬𝓴𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷

Capítulo 5. Psicologia.

Los siguientes días que transcurrieron eran "normales" lo que equivaldría a soportar la frialdad e ironía de mi paciente cascarrabias.

Era bastante obvio que no me soportaba, pero obedecia a todas mis órdenes ya que Onyankopon habló con él antes de irse. No sé que le habrá dicho, pero lo bueno es que al menos se dejaba tratar.

El segundo día de mi estadia en la gran mansión pasé a su cuarto para ayudarlo a levantarse, vestirse e higienizarse, pero con el escándalo que armó termino con Gabi y Falco también en su cuarto retándolo por no dejarme hacer mi trabajo.

Fue duro, pero hoy lo recuerdo como una anécdota bastante graciosa.

Flashback.

-Buenos días Levi, vamos a levantarte.

Él ya se encontraba despierto cuando llegué, leyendo un libro en su cama, pero cuando me escuchó frunció el ceño, mirándome de arriba abajo.

-¿Qué?

Estaba buscando en su armario ropa para vestirlo a la vez que un par de zapatos, luego me acerqué junto con la silla de ruedas hasta la cama para acomodarme mejor.

-Voy a levantarte y a vestirte. ¿Quieres ir al baño?

Pasaron 3 cosas luego de haber pronunciado eso.

1) Abrió los ojos notablemente, en su ojo bueno noté una pizca de sorpresa.

2) Frunció el ceño y me enseñó los dientes, demostrando molestia. Me hizo acordar a un perro que estaba a punto de ladrarte.

3) Me ladró. O más bien, me gritó.

-¡¿Quién demonios te crees que eres para hacer eso?! ¡¿Mi madre?! ¡Vete al carajo mocosa idiota!

Sonreí cuando terminó su drama.

-¿Terminaste? Bien, ahora dejame ponerte el pantalón- retiré de un tirón su sábana para encontrame un pijama blanco que vestía, pero cuanto intenté acercarme para bajar su pantalón y cambiárselo, comenzaron los gritos y los manotazos.

-¡No me toques, aléjate maldita psicópata!

-No soy psicópata, ahora dejame vestirte- dije mientras colocaba mis manos en mis caderas. -necesitas ayuda para vestirte, y Onyankopon no está aquí para hacerlo.

La verdad, una de las tareas de un enfermero es ayudar a vestir, asear, afeitar, y todo lo que conyeve al paciente en lo que no pueda hacer solo. Muchas veces me tocó hacerlo con hombres, mujeres, niños y bebés pero con Levi sentía que sería todo un desafio.

-¡No vas a vestirme una mierda! ¡Lo haré solo! ¡Lárgate de aquí, loca!

Respiré hondo para no rendirme, luego le dí una mirada cansada, sin una pizca de enojo.

-Por favor Levi, sé lo que hago, no te averguences. Lo he hecho con muchos pacientes y tú no eres la diferencia...

-¡Te dije que no! ¡Fuera de aquí!

Antes de poder seguir, la puerta de la habitación se abrió con fuerza dejando entrar a Gabi y Falco, ambos recién levantados y con el cabello revuelto y algo agitados.

-Halley ¿está todo bien? ¿qué pasa?- preguntó Gabi con voz ronca, pude notar un hilo de baba seca a un costado de su mejilla.

-No se preocupen, solo intento vestir a Levi.

Ambos se relajaron un poco, sin embargo, el que aún estaba en cama rechinó los dientes.

-Esta mocosa no va a tocarme, primero le corto la mano.