Capítulo 14. Paradise.

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POV Levi.

Mientras la veía dormir no pude evitar recordar todos esos momentos que pasaba junto a ella, e incluso el día que la conocí.

Para ser sincero, me habia parecido una mocosa común y corriente. Con un simple título que tal vez podría sacarla de la miseria. Creía que era una muerta de hambre que necesitaba el trabajo.

Pero a pesar de ello no queria su servicio. No lo necesitaba. La cosas estaban bien antes sin ella, encerrado en mi propia burbuja.

Claro, hasta que la fui conociendo.

Halley me parecia una chiquilla molesta y presumida, pero a medida que transcurrian los días empezaba a acostumbrarme a su presencia.

Y no queria mentirme mas, me gustaba en cierto punto. No me sentia así desde la última vez que estuve con Petra.

No me mal entiendan. Jamás hubo nada entre Petra y yo. Ella era una subordinada, era parte de mi primer escuadrón, el más fiel y de mejores compañeros. Pero siempre me sentí atraído hacia ella y su capacidad, su valentia, su fuerza.

Petra era una mujer independiente y habil, pero a la vez sensible y carismática. Y no mentiré, la amaba en silencio.

Siempre me consideré patético en esos temas absurdos de romance, creo que nunca estuve con más de dos o tres mujeres y cuando lo hacia siempre ocurrió en la ciudad subterranea y con alguna que otra prostituta que podia llevarme a la cama.

Pero con Petra fue distinto. Constantemente me imaginaba una vida junto a ella, casarme y formar una familia, pero nunca supe como acercarme.

Petra era ese tipo de chica que queria flores y baladas a la luz de la luna, y yo no soy un experto presisamente en esos temas.

Desde su muerte, juré que viviría por ella, hasta el día que pudiese volver a encontrármela.

No fue hasta que Halley apareció muchos años después, cuando ya me habia olvidado de Petra.

Ahora simplemente no podia sacarmela de la cabeza y no entendía el porqué. Eran diferentes. Halley era debil y parlanchina, sumisa y estúpida. No se comparaba en nada a la subordinada a la que tantos años amé. Pero ahí estaba el truco.

A medida que pasaba el tiempo, ella estaba ahí, cuidándome y apoyandome, teniendo la mejor paciencia conmigo a pesar de que siempre la trataba mal para que se largara.

Y también la fui conociendo y me di cuenta que éramos algo parecidos. Halley habia perdido a su padre a la misma edad que yo a mi madre, aunque ella corrió con la suerte de aún tener a su madre. Pero estaba sola, al principio creí que estaba con ese idiota de cabello blanco, no hasta que conocí a su esposa y me sentí estúpido por enojarme con Halley.

Ahora no solo me parecia aun mas fastidiosa, pero lo era por el hecho de no dejarme dormir tranquilo en las noches.

Pensaba en ella, en sus ojos azules, en su tez blanquecina, su cabello negro como el carbón y esos labios rosados que eran diminutos, pero a la vez hermosos. Tenia pestañas largas y resaltaban su mirada y unas muy pocas pecas sobre su nariz. Y era enana, casi de la altura de la Reina Historia.

Sin embargo admito que la juzgué mal, Halley no era debil, si podia sostenerme no me la imaginaba atendiendo a otra persona el doble de su fragil cuerpo. Pero aun así lo hacia y tenia el coraje.

𝓔𝓵 𝓬𝓸𝓶𝓮𝓽𝓪 𝓱𝓪𝓵𝓵𝓮𝔂  | 𝓛𝓮𝓿𝓲 𝓐𝓬𝓴𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora