🕯 | Dulce o truco

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01 | 50's
Se acerca halloween

—¡Tab, ya es hora! —grita Elsa desde la cocina.

—¡Ya bajo! —responde la niña, deja su cepillo en el tocador y toma su mochila.

Con una enorme sonrisa en el rostro, baja apresuradamente por la escalera tapizada con franjas celestes y blancas, en la que hay fotos colgadas de la boda de sus padres, de sus vacaciones de luna de miel en una banana de Acapulco y de su padre cantando karaoke con su tía Tooth.

Se acerca a la cocina y se sube a la barra. Estira los bracitos y balancea sus pies ansiosa por su desayuno. Elsa se acerca a darle un beso en la mejilla y le sirve sus huevos con tocino. Tabitha llena su vaso de agua.

—¿Dónde está tu padre?

—Creo que acomodándose el cabello.

—¡Ay, ya que lo deje, su cabello es un caso perdido! —la niña suelta una carcajada. La acompañan las risas del público.

—¡Ya vine, mi amor!

Jack está usando una camisa celeste, un abrigo azul, unos pantalones café y zapatos. Entraron halagos y silbidos del público. Se acerca a darle un beso en la boca a Elsa, no sin antes mirar a su hija con una traviesa sonrisa, Tabitha fingió asquearse sacando la lengua. Se oyen risas de fondo. Finalmente se sienta junto a la niña y le pellizca una mejilla.

—¡Oh, el transporte está aquí! —exclama Elsa y se aleja de la ventana. Tabitha se mete el último bocado a prisa y brinca del asiento para correr afuera.

—¡Adiós, mamá, adiós, papá!

Ambos suspiran y la miran ir hasta que el vehículo se aleja lo suficiente. Elsa se quita el delantal y Jack se afloja la corbata.

Se van a recostar rendidos al sillón. Él avienta la prenda a rayas y ella recarga su cabeza en el hombro de su esposo mientras se saca los tacones bajos. No le importó aplastar los rizos artificiales que le acarician los hombros.

—Pretender que somos padres normales es agotador —asegura Elsa en un murmullo.

—Lo es.

—Quizás deberías conseguirte un trabajo de verdad y yo podría quedarme aquí a preparar la comida y tener la casa limpia. Ya no tendríamos que fingir.

Elsa se imaginó el escenario y fantaseó un poco con la idea. Jack rie levemente.

—Tú búscate un trabajo, yo era un chamaco cuando morí y no aprendí a hacer nada. Apenas y puedo agradecer que ahora soy visible como tú como para ponernos ambiciosos —Risas de fondo se vuelven a escuchar—. Mi esposa al menos fue una reina ocupada.

—Una reina que vivió cuando todo se escribía a mano y se archivaba en papel —Subió la cabeza.

—Tú aprendes rápido, mi amor. —El publico se vuelve a reír.

—Además... eras bueno en muchas cosas como contar historias o enseñar actividades. —Elsa se irguió entonces para mirarlo de frente—. Podrías colaborar en un orfanato o un refugio o... cualquier lugar con niños; al final es lo que sabes hacer mejor —Le guiñó un ojo y él se carcajeó.

—Podría ser. Me agrada la idea.

La rubia sonrió y volvió a recostarse en el pecho de su marido.

—¿Sabes? Tabi ha andado muy emocionada porque ya se acerca Halloween.

—Es verdad.

—Y pensé que como este es nuestro primer Halloween como familia podríamos organizar algo lindo que no olvide nunca.

Morir de frío | Jelsa One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora