🕯 | Pesadillas

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—Ya sé cuál va a ser nuestro nuevo pasatiempo.

Elsa se giró a ver a su novio que se sentaba un poco arriba de ella en el brazo de una estatua. Vio cómo inclinaba su cuerpo hacia adelante y balanceaba los pies. A propósito le sonrió y le mostró cara de interés para inmediatamente quedarse estoica y así crearle tensión.

—Te va a gustar mucho.

Elsa no se movió.

—Ya pregúntame.

Fue ahí donde le ganó la risa y se descompuso. Jack ni siquiera la miró mal.

—¿Qué es?

—Equitación.

—¿Equitación?

—Eso mero.

—¿Se sigue practicando equitación?

—En la mañana me topé con un club no muy lejos de aquí.

Elsa se sorprendió.

—Yo nunca competí en equitación, pero escuché de nobles que sí. Se ponía muy emocionante.

—Vamos a que lo veas y te convenzas.

Jack brincó al piso y prometió que no volarían por esa vez para conseguir que Elsa no le pusiera pretextos.

Así que caminaron bajo los árboles naranjas y sobre las hojas secas en el piso. Pasaron por casas con calabazas talladas y decoraciones de papel. Se fijaron a ambos lados antes de cruzar la calle, porque Elsa era precavida aún siendo un espíritu inmortal, y se esperaban en los semáforos. Al principio, a Jack le había costado adaptarse a la actitud de Elsa, se le hacía absurdo tomar esas precauciones cuando perfectamente podían atravesar los autos, pero finalmente cedió con tal de tenerla tranquila; al final, valía mucho más.

Llegaron al lugar, un enorme terreno con pasto corto y manzanos podados; perfectamente mantenido y decorado con un enorme espantapájaros. Jack se subió a un muro y ayudó a Elsa a hacerlo también.

—No tenemos dinero para pagar algo así —dijo Elsa.

—Eso es lo de menos. Podemos llegar, practicar y ganarle a todos estos jinetes y ni siquiera se darían cuenta de que estamos aquí. Es la ventaja de ser espíritu.

—Pero la gracia de estos deportes es competir.

—Podríamos competir contra nosotros mismos. ¡O hacer una carrera con Tooth! Ya ves que volando nadie le gana. O una en tierra contra Aster. Maldito conejo.

Elsa se rio ante imaginárselo. A Norte le fascinaría narrar sus carreras, y a Sandy y a Pitch apostar en ellas. Quizás incluso se acercarían otros espíritus como cupido o los reyes de Halloween. Sería un evento que sin duda todos disfrutarían.

—Tú ganas. —Jack celebró con un "yes!"—. Pero aún te falta algo.

—¿Qué sería eso?

—Un caballo.

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Elsa vio venir a su novio esta vez con una expresión compungida. Se hizo a un lado y dejó que se sentara junto a ella. Jack se dejó caer en la banca, se encorvó y apoyó el mentón en las manos.

—¿Qué pasó?

—Sandy dice que no puede hacerme un caballo para andar en el día porque su existencia no estaría anclada al sueño de nadie. Se equivoca, equitación es mi sueño.

Elsa reprimió una risa y en su lugar le sobó la espalda a su novio.

—Ya, ya. Encontraremos otra solución.

Morir de frío | Jelsa One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora