"Salías de un templo un día, llorona, cuando al pasar yo te vi."
La mujer volteó al escuchar a su pequeño Elias correr en su dirección. Ella le extendió su delgada mano y el niño la tomó.
—Ya puse las flores que me pediste frente a la foto de papá, mami.
Elsa sonrió.
Anna se acercó y le dirigió una sonrisa cálida buscando reconfortarla. Elsa se recargó en su hermana y se detuvo a contemplar la hermosa ofrenda en la entrada del templo del pueblo irradiando su calidez mediante la suavidad de sus flores anaranjadas, el perfume de sus velas aromáticas, los dulces y el pan. El altar era como un gran abrazo para las afligidas personas que habían atrapado el recuerdo de sus difuntos tras un cristal; un intento desesperado de aferrarse a aquello que ya han perdido.
"Hermoso huipil llevabas, llorona que la Virgen te creí."
Elsa se sentó en el suelo, la tierra caliente, del jardín. Su hijo y su hermana la siguieron. De una canasta de mimbre sacó una hogaza de pan de muerto y leche hervida para su hijo.
Elias se recostó en el hombro de su madre, su atención posada en las lenguas de fuego que danzaban siguiendo al viento. Cuando sintió que ella se cubría la cara con el velo negro para que no la vieran llorar, le sobó el brazo con calma como hacía siempre para consolarla.
Miró la foto de su padre, un hombre joven de pelo rebelde y mirada cálida. Usaba una playera de algodón blanca con algo de tierra. Gracias a esto, Elias intuyó que la foto había sido tomada en un arrebato de espontaneidad, aún así su padre había logrado mostrarle a la cámara una hermosa sonrisa de dientes blancos.
Trató de imaginarse la escena para vivir, aunque fuera de segunda mano, la alegría del momento. Quizás Jack estaba colocándole herraduras a algún caballo o quizás plantaba una flor para su esposa, de las que sabía que le gustaban, quizás estaba jugando con los niños de los vecinos, como le habían contado que hacía.
Por un momento, creyó escuchar el eco de su voz, de su risa, de la exclamación que había dado cuando había visto a su madre salir de la misma puerta que ahora miraba.
Elias se imaginó la escena y sonrió.
"Ay de mi, llorona, llorona, llorona de un campo lirio".
"El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio".
Quizás su padre había seguido a su madre calle abajo, con esa enorme sonrisa en la cara, como un niño emocionado. Quizás se había quitado el sombrero de paja olvidándose por completo del sol al medio día y dejando que este le coronara la cabellera marrón con luz dorada.
Habría atravesado el campo corriendo para alcanzarla y habría desgastado sus sandalias. Quizás la madre de su padre se habría sorprendido cuando notó el detalle, quizás lo habría intuido y se le habría escapado una sonrisa, quizás lo pasó por alto.
"No sé que tienen las flores, llorona, las flores de un campo santo
Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando."Un hombre con un elegante abrigo negro llegó a acompañar el momento y las lenguas de fuego lo recibieron con una reverencia. Se acercó siguiendo el camino de débiles pétalos anaranjados hasta la ofrenda y dejó el ramo de flores que cargaba junto a una calavera de chocolate.
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Morir de frío | Jelsa One Shots
Fanfic| Morir de frío | Spooky Jelsa Tápame con tu rebozo, Llorona porque me muero de frío. ╒══════════════════╕ ( Diez One Shots de dos espíritus del frío ) ╘══════════════════╛ Donde Jack y Elsa protagonizan ...