LOUIS ABRIÓ LOS OJOS y se sintió desorientado y confundido mirando una oscuridad espesa encima de él.
Intentó reincorporarse, y aulló al sentir un dolor punzante en el pecho, por no mencionar el molesto pitido en su oído, igual al que había sentido cuando sucedió la explosión.
Volvió a recostarse y esperó a que la leve sensación de mareo y desorientación desapareciera. Entonces lo recordó todo. Recordó cómo el imbécil de Ethan lo golpeaba una y otra vez y cómo Séneca se había quedado de brazos cruzados sin decir ni hacer nada.
«Probablemente se merezcan el uno al otro», pensó mientras encendía la linterna de su teléfono.
Sintiéndose traicionado, humillado, y molesto, se levantó y miró a ambos lados del pasillo. Dos opciones. Podría devolverse por donde había venido, tratar de escapar de esa casa de locura y dejar que Séneca y su ex novio de plástico se las arreglaran solos, o podría seguirlos pasillo arriba y devolverle la paliza a Ethan y explicarle a Séneca que no tenía nada que ver con todo aquel plan siniestro.
Sin embargo, una tercera opción apareció frente a él cuando miró la puerta por la que había salido Ethan. No sabía por qué, pero algo dentro de él le decía que Ethan no era lo que decía ser. Y si encontraba alguna clase de prueba que le permitiera exponerlo como la basura que era, no lo pensaría dos segundos para buscarla.
Louis giró el pomo y entró.
Dentro no encontró sino sombras y penumbra, pero luego de caminar un par de pasos, encontró frente a él una cama tan gigante como la de Séneca. Estaba en una habitación. Una de las tantas habitaciones de aquella mansión del terror.
Sin saber exactamente qué estaba buscando, comenzó a deambular, mirando muebles y repisas con objetos inútiles. Todo era tan monótono e impersonal que luego de un momento se preguntó si estaría en la habitación de algún empleado de la casa.
Justo cuando la exploración parecía llegar a un punto muerto, y comenzaba a convencerse que Woodfall lo estaba volviendo loco, por comenzar a fraguar teorías conspiratorias en su cabeza, algo en la pared a su izquierda le llamó la atención: no era uniforme. Se interrumpía en cierto punto como si fuera... ¡una pared falsa! Una pared falsa como la de la habitación de Séneca.
Louis corrió hacia ella, convenciéndose cada vez más que Ethan no había entrado a esa habitación solo para esconderse.
En la habitación de Séneca, la pared se había movido al levantar un libro en su pequeña biblioteca. Solo necesitaba encontrar el interruptor que hacía que esta se abriera también, pero, ¿qué podía ser? Esa pared en específico parecía desprovista de cualquier mueble o adorno, excepto por... un cuadro de un faro tétrico al borde de un acantilado.
Louis quitó el cuadro y encontró un botón en la pared. «¡Sí!» Lo presionó, pero no ocurrió nada. Absolutamente nada. Entonces se sintió como un estúpido al recordar que no había electricidad en toda la mansión.
—Ni modo.
Dejó el teléfono en el suelo y buscó la abertura en la pared, la cual solo daba para que entraran sus dedos. Respirando profundamente y contando hasta tres mentalmente, empujó con todas sus fuerzas para mover la inmensa pared. Esta se movió apenas un par de centímetros.
Tomando un descanso (y una respiración aún más profunda), Louis volvió a empujar la pared y sintió cómo el filo de esta le lastimaba los huesos de las manos. Continuó empujando mientras la pared se corría lentamente y con chirridos.
Con el pecho ardiéndole y sintiendo como si los dedos fueran a partírsele en cualquier momento, Louis aumentó el esfuerzo y entonces la pared se movió lo suficiente como para que pudiera pasar.
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PELIGRO EN WOODFALL
Teen FictionEn un intento por dejar atrás los traumáticos acontecimientos de la primavera anterior, Louis Lane es enviado por su padre a Woodfall, un pueblo boscoso a dos horas de Woodspring. Lo que no sabe Louis es que una chica perseguida por la tragedia, un...