Capítulo 16

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(Doble actualización 2/2)

Veinte minutos, esto es todo lo que llevo esperando a que Andrew se presente al sitio acordado. Llegados a este punto, he acabado concluyendo que no se va a presentar, este debe ser una especie de "castigo" por haberlo dejado plantado en nuestra "cita".

Estoy por volverme a la cabaña cuando veo una silueta de alguien con una estatura superior a la mía acercándose a mi posición. Mi sonrisa se ensancha al pensar que es Andrew, pero mi subconsciente me juega una mala pasada. Porque la persona que está delante de mí, se apellida Hoffman, pero no es Andrew, y gracias a Dios tampoco se trata de su padre. Más bien, es un cascarrabias llamado Nathan.

—Son casi las ocho y media, deberías estar en tu cabaña.

—No podía dormir, he salido a tomar el fresco.

—Duermes en tejanos y top, no es por juzgar, pero lo considero algo incómodo—me da un repaso con la mirada, para confirmar sus palabras—, a más, la última vez que dijiste eso, estabas mintiendo. Me parece demasiado sospechoso.

Miro mi atuendo y no puedo negar que la ropa que llevo puesta está muy lejos de parecerse a un pijama.

—No voy a juzgarte por decirme que Andrew te ha dado el plantón—me quedo patidifusa ante sus palabras, no sé qué contestar, por lo que él continúa su charla—. No te lo tomes a personal, no es la primera vez que lo hace.

Su tono es medio recriminatorio, como si me hubiese advertido anteriormente y no le hubiese hecho caso. Y ciertamente, es lo que ha pasado, recuerdo el día de la fiesta, cuando me avisó de que él y su hermano no eran muy favorables. ¿Qué he hecho yo? Pasar olímpicamente.

—Me lo he buscado, ya lo sé, pero pensé...—recapacito mis palabras y me doy cuenta de algo—. Espera un momento, tú te pusiste a favor de que empezara algo con Andrew, me animaste a ello.

—Y me equivoqué, sobreestimé la seriedad de mi hermano, siento si eso afectó en algo.

—Me gustaría echarte la culpa, todo sería más fácil, pero ciertamente me lo he buscado yo solita.

—Yo me encargaré de darle su merecido a mi hermano, no te preocupes por ello.

Sonrío de medio lado, intentando sacar la parte buena de la situación, pero siento como, de la presión, esta flaquea y no me sale una sonrisa verdadera. Estoy a punto de dar por terminada la conversación para irme de vuelta a mi cabaña, asumiendo que Andrew no va a presentarse, pero hay algo que me empuja para darle pie a la conversación.

—¿Y tú, porque estás despierto?

—Mañana habrá noche de cine, y como monitor que soy, tengo que dejarlo todo listo.

—Vaya, y yo pensando que los monitores no hacen nada, al final resultará que no sois tan indispensables como me imaginaba.

—Pues claro que no, soy más útil de lo que piensas, morena, mira y acércate para ver la obra maestra que estoy creando—dice haciendo referencia al pequeño cine exterior que está preparando.

Sigo sus indicaciones olvidando que ya es tarde y debería ir a descansar, al parecer, a Nathan también se le olvida, pero yo no digo nada. Necesito unos minutos más en el exterior para relajarme. Caminamos unos pasos más, hasta que llegamos al sitio indicado.

Colgando de dos árboles, hay una tela blanca para que todos podamos ver la película. En el fondo puedo ver una escalera, intuyo que se ha tenido que subir allí para atar los extremos de la pantalla. Por otro lado veo unas cestas con mantas ya listas para mañana. Estoy deseando poder sentarme en esas telas a cuadros y sumergirme en las profundidades de la película que hayan escogido. En medio de este espacio, hay un proyector sujetado por un trípode.

Sonrisa irónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora