Cierro el último compartimento que me falta de la maleta haciendo presión sobre la tapa para que cierre correctamente. También, paro la música que me había puesto para ambientar mientras preparaba la ropa que necesito para el campamento.
Desde que tengo 5 años mis padres me envían allí, la verdad es que nunca me he quejado. Si os soy sincera, el mes que estoy allí me siento más yo. A veces pienso que hay 2 Clairs, una vive en San Francisco y la otra se queda en Alemania.
Me siento en la cama y recojo con ambas manos el cuadro que tengo apoyado en la mesita de noche. En él, aparece Melisa, mi mejor amiga pero para mi mala suerte solo la puedo ver en directo durante 30 días al año. Los otros 335 días nos vemos por videollamada, no puedo aguantarme un año para contarle mis cotilleos. Aunque, pensándolo bien, es ella la que hace cosas interesantes, mi vida no es muy entretenida.
Me recuesto sobre la superficie blanca y acolchada, abrazando la fotografía y miro el techo. He esperado 1 año a que llegara este momento y por fin, al día siguiente me iré a dormir con el olor a bosque y naturaleza envolviendo las sábanas.
En ese momento, oigo que alguien me está llamando, al ver quién es, lo descuelgo al momento.
—¿Preparada para mañana?—dice Meli con un chillido de emoción al final.
—Déjame que piense...—Me hago la interesante haciendo que estoy pensándome una respuesta—¡Sí, estoy lista desde que nací!
Sonreímos y hablamos hasta que veo en el dispositivo qué hora es y cerramos la videoconferencia. Justo son las once de la noche, es por ello que me acerco al cabecero de la cama y me asomo por la ventana, a esta hora mis vecinos empiezan a cenar. Yo suelo comer más temprano, mis padres son muy exigentes con las horas que tengo que descansar. Se supone que ya tendría que estar dormida, pero antes de entrar en el sueño profundo necesito mi dosis de Andrew Hoffman. Y más ahora, que ya no vamos al instituto y no puedo cruzármelo por los pasillos.
Por suerte, va al mismo campamento que yo. Fue una absoluta y total casualidad que, cuando mis padres me preguntaron dónde quería ir de campamento yo les dijera hasta las coordenadas del sito al que quería ir. Para nada me lo había memorizado porque era el sitio donde mi amor platónico iba todos los veranos... Para nada...
Cuando ya he localizado al menor de los Hoffman, cenando con su familia, vuelvo a la cama. Lo cierto es que todo el instituto sabe que el padre de Andrew es el propietario del campamento, Andrew no es que pase muy desapercibido. Todo el mundo sabe hasta las veces que va al baño al día.
Bueno, vale, quizás ha sonado un poco turbio... Pero es que realmente este chico no tiene casi ni intimidad. Andrew es muy caballeroso con todos, listo, bueno con los deportes... Para resumir, es perfecto. ¿Su único defecto? Nunca se fija en las chicas como yo.
Él es más de rubias tontas que tienen mil amigos y seguidores por las redes sociales. Luego estoy yo, llevo siendo su vecina desde que nací y probablemente no se ha dado cuenta de mi existencia.
Andrew tiene un hermano mayor. Cuando este aún era estudiante, no era como su perfecto hermano. A pesar de que también es muy carismático y popular, su belleza se acaba cuando abre la boca. No sé cómo consigue tener a tantas chicas detrás, si os soy sincera, nunca me ha interesado ni un poquito.
Los dos hermanos son muy distintos, tanto físicamente, como en su personalidad. En el caso de Andrew, ha salido a su padre, cabello lacio y rubio. En cambio, Nathan se parece más a su madre con el pelo oscuro. Aunque hay una cosa que ambos tienen en común, esos preciosos ojos que parecen reflejar el océano, heredados de la parte paterna.
Nathan terminó el instituto el año pasado y en vez de estudiar en la Universidad o ayudar a su padre con el negocio familiar, prefirió quedarse en Alemania, viviendo, por su parte, gastando el dinero de sus padres. Precisamente, no lo he echado de menos. Y ahora que lo pienso, no sé si este año estará por el campamento. Siempre obligan a los dos hermanos a asistir a las actividades, pero como solo puedes ser campista hasta los 18 años y Nathan ya los tiene, es probable que este verano no esté por allí.
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Sonrisa irónica
TeenfikceClair siempre ha estado enamorada de Andrew Hoffman. Andrew parece perfecto, pero para Clair, tiene un pequeño defecto, siempre ha pasado de ella. Este es su secreto, pero la realidad es que todos conocen su mayor obsesión, incluso Nathan, el otr...