Capítulo 18

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Me encuentro en un punto muerto, estirada en mi cama mirando el techo buscando respuestas en mi cabeza. Pero por mucho que me esfuerce parece que doy vueltas en el mismo sitio. Ya debería estar durmiendo, pero mi mente está más despierta que nunca, normalmente, me pondría a ver mi serie favorita, pero ya no me quedan más capítulos por ver. Ya los he visto dos veces esta semana y tengo el presentimiento que si ahora los vuelvo a visualizar voy a cansarme de la historia y aún no han acabado de lanzar toda la temporada, eso sería mi perdición.

Así que solo me queda resolver los asuntos pendientes dentro de mi para poder relajarme y descansar mi mente.

—¿Meli, a ti te gusta Sam?—pregunto de la nada.

—Clair, ya es medianoche, mañana no vamos a tener fuerzas para despertarnos si empiezas con tus conversaciones nocturnas—su voz somnolienta me delata que estaba en el paso justo antes del sueño, lo siento por mi mejor amiga.

—Solo necesito aclarar un par de cosas, contéstame rápido y podrás volver a tu sueño profundo—le aseguro.

—Sí, supongo que me gusta.

—¿Y crees que te podrían gustar dos personas a la vez?

—Es difícil de imaginar, ahora solo visualizo a Sam y sería muy difícil que alguien pudiera llegar a su nivel.

Ruedo los ojos, Melisa está demasiado ciega por el rubio como para que pueda contestar correctamente. Es eso o puede que cuando alguien te gusta no tienes ojos para otra persona.

—No sé si esa respuesta me convence.

—¿Por qué me lo preguntas? ¿Por fin te has dado cuenta de que hay más chicos aparte de Andrew?—parece que Meli, de repente tiene curiosidad por lo que da vueltas en mi mente.

—No lo sé, por eso te lo pregunto, pero creo que me fío más de lo que me diga Kata.

—Sinceramente, apenas sé que se siente cuando te gusta alguien de verdad, solo he podido experimentar el poder de la atracción y créeme, te pueden atraer muchas personas a la vez, pero supongo que eso no es a lo que tú te refieres. No te dejes confundir por esos sentimientos, puede que solo te atraiga, para gustarte necesitas algo más—responde la aludida.

La otra compañera que estaba escuchando todo lo que yo estaba soltando me contesta rápidamente para cerrar ya la conversación, lo que no saben es que aún me genera más inseguridades por lo que necesito salir a tomar el aire para despejarme.

Cuando me levanto para salir de la habitación mis amigas resoplan indignadas al ver que las he desvelado para nada. Antes de dejar la cabaña me despido pidiéndoles perdón por despertarlas.

No han pasado ni dos minutos desde que he llegado a la orilla del lago, como ya es costumbre, cuando una sombra aparece a mi lado creada por la iluminación de la luna con la figura de mi monitor. Yo estoy sentada cerca de la orilla del agua pero noto su presencia mientras espero a que mis pensamientos se vuelvan menos confusos.

—¿Cómo puede ser que siempre aparezcas cuando vengo al lago?

—¿Cómo puede ser que casi cada noche vengas tú aquí?

—Yo he preguntado primero así que este es mi turno.

—Puede que haya un sistema implantado para detectar cuando una puerta de las cabañas de los campistas se abre. Puede que yo lo active por las noches para que gente como tú, no se escape de sus habitaciones y pueda atraparlos—dice con una media sonrisa en el rostro—. ¿Y bien, por qué siempre vienes al lago?

Por como se ve, no creo que su sueño fuera muy profundo cuando la alarma le ha sonado.

—Puede que la superficie del agua al moverse me relaje, puede que la luna reflejada en la superficie me muestre que no estoy sola, porque siempre me va a acompañar. Quiero ser como el astro que brilla cada noche, porque a pesar que durante el día pierde protagonismo nunca desaparece, siempre sigue allí. No como el sol, que se pierde cuando está cansado de proporcionarnos su luz.

Sonrisa irónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora