Capítulo 15

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Las manos de la señorita Anderson se frotan entre sí con total nerviosismo, sus piernas juntas, se mueven sin control creando un sonido entre sus zapatos de tacón cuadrado y el suelo del consultorio privado donde se encuentra. Sus dedos arrugan la fina tela de su falda larga y sus dientes arrancan la piel de sus labios. Mira al rededor en busca de algo que la distraiga pero no hay mucho que ver, su vista recae en la placa dorada en el escritorio gris que dice "Dr. H. Jung" LLeva su pulgar a sus dientes y mordizquea su uña, la puerta se escucha y el doctor entra con una tabla plateanda en sus manos, tiene un cabello tan rojo como la sangre y unos ojos tan oscuros como la noche, su sonrisa es la más agradable que pudieras encontrar, pero su mirada no concuerda con la linea que forman sus labios. 

—Tengo los resultados de sus analis, señorta Anderson. — La mujer francesa de veinticuatro años respira profundo  y se pone recta en su sitio, espera en lo más profundo de su ser que todo esté bien con su cuerpo y poder regresar a su país luego de tantos años en la ciudad de Busan. Pero todo parece indicar lo contrario cuando el doctor chasquea los dientes y hace una mueca de pena. La mira por unos segundos y luego sonríe apenas.

—Dígamelo doctor, ¿Es grave? —su preocupación aumenta cuando el doctor le muestra una foto de su cerebro, se ven algunas manchas que no comprende para nada y está en espera de que el doctor le explique.

—De verdad lo siento señorita, pero, hay un tumor en su cerebro que debe ser extirpado inmediatamente, o podrá crecer y convertirse en un cáncer mortal. Si no se lo retiramos pronto, no le quedará mucho tiempo de vida. —La mujer no tarda mucho en soltar lágrimas de desespero, sus mejillas y nariz se enrojecen y el doctor no puede evitar encantarse, estira sus largos dedos para tomar las manos unidas de la chica que se deshace en llanto. —Tranquila —intenta darle consuelo —no es nada que no se pueda remediar, yo mismo la operaré y verá que todo saldrá de maravilla.

—Por favor, doctor —Ella lo mira suplicante —Haga lo mejor que pueda para salvar mi vida, tengo un hijo de seis años que me necesita. —El doctor sonríe ampliamente y asiente
—Lo sé, sé que tienes un hijo, haré todo lo que esté en mis manos.

(…)

Las deslumbrantes luces se prenden y por un momento ciegan a la mujer que yace en una camilla vistiendo una bata azul quirúrgica al igual que el doctor, quien en sus manos tiene un bisturí y la observa con cuidado. La mujer tiene en la cabeza una tela y las luces muy cerca, por primera vez, la sonrisa del doctor no parece amable sino siniestra.

—¿Lista? ¬—ella asiente y espera para que el doctor la anestesie, pero no parece que vaya a hacerlo, se prepara con el bisturí y se posiciona detrás de la cabeza de la mujer.

—Do-doctor… —ella trata de llamarlo, su corazón se acelera cuando siente el filo en su cabeza

—¿Si? —responde él
—A-aun no me anestesia —le dice un tanto preocupada de que un doctor olvidadizo la vaya a operar.

—Oh, no será necesario. —dicho aquello, comienza a cortar la cabeza sin cabello de la mujer, ella grita con fuerza y dolor, trata de moverse pero tarde se da cuenta de que ha sido atada de sus muñecas, tobillos y cintura, llora con desesperación, siente la línea de sangre salir, unos dedos incrustarse en su carne y levantarla, el dolor es tan intenso que su respiración comienza a cortarse poco a poco, el doctor continua cortando hasta ver el hueso craneal y levanta la carne despegándola del cráneo sin cuidado alguno, aquello deja en un enorme estado de parálisis a la mujer, quien agoniza. Lo último que es cucha el sonido del motor de una sierra eléctrica, luego todo se pone oscuro, y la vida escapa de su cuerpo el cual estaba completamente sano.

Caníbal (Yoonkook) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora