Caníbal (Yoonkook) (Terminada)

Capítulo 23

Pov Jungkook

Camino en dirección a la planta baja de la agencia, una parte a la cual solo tienen acceso ciertas personas, sin embargo, yo conseguí la mía. Esta planta está debajo de tierra, en ella mantienen a reos peligrosos por un tiempo, luego los llevan a cárceles de máxima seguridad. Allí está Jung Hoseok.

El guardia al verme levanta una ceja.

—¿Tiene permiso para acceder? — Mis labios se fruncen y saco de mi bolsillo una tarjeta de acceso. La revisa y me la regresa antes de abrirme las rejas.

El pasillo tiene la apariencia misma de una cueva subterránea, húmeda, hecha sin cuidado, como lo merecen los criminales, un lugar horrible para una persona horrible. Mientras camino me coloco unos guantes negros y miro a todos lados, hay varias celdas vacías, de hecho, todas lo están, a excepción de la penúltima donde se encuentra mi objetivo.

Me detengo frente a la celda y veo al doctor, recostado en una dura camilla con apenas una sábana gris, y una almohada. Los barrotes mojosos nos dividen. En su celda solo está, además de la cama, una mesa pequeña con una silla, un baño y un lavabo sucios.

Él levanta la cabeza y al mirarme me sonríe, se sienta en la cama y yo miro a mi alrededor, me encuentro con varias sillas recargadas en la pared y tomo una, la coloco frente a la celda, saco un pañuelo y lo pongo sobre ella antes de sentarme con las piernas cruzadas y observar a Jung Hoseok.

—¿Y bien? —comienza Jung Hoseok. —¿A qué debo el honor de tu visita en este lugar tan... —mira alrededor — poco digno de tu pulcra personalidad? —Levanto una ceja y suspiro.

—Tengo algunas preguntas —respondo con simpleza.

—¿Y tienes permitido estar aquí? —niego con la cabeza y sonríe

—Aquí no hay micrófonos. Así que podemos hablar con tranquilidad, sin ocultar lo que somos. —Es mi turno de sonreír.

—No sé si sabrás que hay cámaras —levanta una ceja.

—Alguien más se encargará por mí. Ahora, no tengo mucho tiempo antes de que alguien me llame, así que será mejor que nos ahorremos explicaciones y vayamos al grano. ¿Por qué mentiste? ¿Qué es lo que planeas? Es claro que no haces las cosas sin tener un plan. —Se encoge de hombros.

—De hecho, así fue. Simplemente lo dije. De todas formas, no saldré de aquí. ¿Qué más da añadirme una muerte más? —Se pone de pie y camina a los barrotes, arrastra la silla y se sienta. —¿O qué? ¿Te molesta que me haya dado el crédito por la muerte de la hermana del agente Min? —me río apenas.

—Ciertamente no me interesa. —descruzo las piernas y me inclino al frente. —Lo que realmente me importa ahora, es que tramas. Porque es claro que ahora me tienes en tus manos. No fue solamente un agradecimiento por matar a tu hermanita bully, lo tomaste como una futura prevención ¿no es así? —él se ríe, está claro que disfruta de mi inteligencia. —¿Qué es lo que quieres? No puedo sacarte.

—No necesito que me saques. No necesito nada.

—No te creo. —Entrecierro los ojos y se vuelve a encoger de hombros.

—Entonces vive con la preocupación de que voy a exponerte; por el resto de tu vida, si es lo que quieres. —Entorno los ojos.

—No juegues conmigo, Jung. Eres tú quien está aquí dentro, después de todo. Pronto te irás a una cárcel de máxima seguridad donde serás juzgado, y no saldrás de allí jamás. Morirás dentro de esa cárcel.

—Entonces puedes comprender, que no necesito nada más. ¿Quieres que te pida un favor? Bien, asesina a mis padres. —Mi ceño si frunce.

—¿Por qué a ellos? ¿No te apoyaron y ocultaron siempre en lo que hacías? —asiente.