Otro rumbo

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Acabo de salir de mi operación.
Cuando desperté sabía a la perfección que me habían operado. Porque era una de las cosas que más quería. Que más deseaba. Y la anestecia no se metió con eso.
Tuve que respirar por la boca.
Las amigdalas me estaban torturando.
Y luego cuando no vi a nadie me comencé a desesperar.
Y comencé a llorar, en silencio pero sin dejar escapar ni un solo sentimiento.
Quería ver a mi mamá, y a mi papá. Y sorprendentemente también a Johny.
Se que le dije que no viniera, pero de verdad me hubiera gustado verlo. No se, siento que ver sus ojos, saber que esta aquí,  saber que él no va a dejarme.
¿Dejarme? ¿Y quien me ha dejado? Ángel.
Él se fue, con mi permiso o no, se fue.
Y no quiero que Johny se vaya. No Johny.
¿Y porqué estoy pensando en Ángel?

Ayer cuando cenaba ligero y me disponía acostarme para estar lista para la operación, me llegó un mensaje de Ángel, un ¡Hola!, que esperaba respuesta, la cual no le dí, ya me tenía que domir y una conversación con Ángel solo estropearía las cosas.

Pero si le responderé, para ver que quiere.
Pero cuando este mejor y no sienta ganas de vomitar.

Y vomité. Después de mucho tiempo deseandolo lo hice. Y no pude dormir. Fue la noche más larga y desesperante.
Ahora se porque alguien menor de 16 u 18 años no puede operarse.
Es horrible.
Te sientes mal. Terriblemente mal.
Decían que tras una rinoplastia siempre van aparecer sígnos de depresión. Yo creía que era por lo fea que te veías exteriormente, por tu obesa cara inflamada.
Pero no es así. Me di cuenta que no es por eso. Es por como te sientes. Es por la anestecia. Se que es casi imposible de explicar pero igual lo haré.

Siento la sensación de por un momento haber estado muerta. Cuando despiertas de la anestecia te sientes en otro mundo, sientes que ya te habías ido y no encuentras razón alguna para haber regresado. O más bien quieres saber la razón por la que regresaste, comienzas a ver todo lo que esta alrededor de ti de una manera diferente. Como si vieras a las personas por primera vez. Por eso lloraba y lloraba. Era como si apenas estuviera conociendo a mi familia. Como si acabará de nacer. Me alegra que se ahorraran la nalgada porque recién nacida o no, vale, me hubiera enfadado.

El primer día fue difícil, me sentía desesperada y no podía respirar, al día siguiente me llevaron a casa de mi abuelita y vamos, me sentía un poco mejor. Me tomé tiempo para contenstar mensajes pendientes y avisarle a Johny que todo salió bien. Y preguntarle a Ángel que quería. Hable un rato con él y dijo que solo se había acordado de mí y me preguntaba que iba a hacer mañana. O sea hoy. Y hoy festejamos el día de las madres con mi familia. Y estoy recién operada, ni loca lo veo así.
Hoy. Fue un gran día. Me divertí mucho, a pesar de que no me podía reír y estoy super inflamada. Ha sido sin duda uno de los mejores días de las madres. Mis primas y mi hermana me hicieron el día. Con sus bromas y tonterías. Las quiero tanto.

Creo que estar en este estado tiene sus ventajas. Comienzas a disfrutar más las cosas, a valorarlas. Sacas el lado más tierno y amable de las personas. Y eso me gusta. Cuando se te quedan viendo, puedes contener su lástima en tu mirada, su tristeza por verte tan mal, como si por un momento se pusieran en tu lugar y te imaginaran mucho más débil de lo que eres, pero no me siento mal por eso, al contrario. Es solo que, siempre he sido alguien tan dura, tan fría con ellos, me es tan ajeno su afecto. Y no lo conocía, o no quería conocerlo. Hasta hoy. De verdad los quiero. Y sé, ahora se que ellos también a mí.
Y estoy tan agradecida por esto.
Por todo. Por una nueva oportunidad.
Que ni de loca desaprovecho.




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