Capítulo 26

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Erica

Necesité sentarme por un momento para procesar la información y luego miré de la duquesa hacía Aryan varias veces, pero el resultado era el mismo: ella era igual a él. Me pareció muy interesante que la misma mujer que momentos antes había amenazado a varias nobles, se comportaba de manera ruda y su fuerza era obvia de solo mirarla... se refugiaba como una niña pequeña en los brazos de Aiden.

Sinceramente, no podía culparla. Yo haría lo mismo con el mio sin dudarlo, en una situación similar. Aiden se puso de pie y limpió el resto de algunas lágrimas en las mejillas de Dione.

- Quédate aquí, vendrá Nirya de igual manera. No es normal que te veas así, Dione.- Le dijo.- Quítate el maquillaje y espera.- Se acercó a mi.- ¿Hablamos? - Preguntó extendiendo su mano hacía mi para ayudarme a ponerme de pie y yo asentí, aceptando. Me sentía aturdida, sinceramente.

Aiden me llevó a una habitación vacía, al entrar cerró la puerta tras de sí y puso sus manos sobre mis hombros, lo miré y decidí soltar una de las preguntas que rondaban en mi cabeza.

- ¿Por qué tienes una hija? - Fue lo primero que solté.

- Es una historia complicada.- Se separó de mí, sin dar muchos datos, pero yo seguí preguntando.

- ¿Y su madre? ¿Por qué no te casaste con ella?

- No era una opción, Erica. Su madre, la antigua duquesa Edlor...- Había algo de rencor al mencionarla.- La desterré para darle el poder a Dione.- Dijo.

- ¿Por qué? ¿Por embarazarse de ti? - Pregunté con algo de sarcasmo, Aiden endureció la mirada.

- Porque era necesario.- Dijo, ahora a la defensiva. Me mordí el labio maldiciendome a mi misma, probablemente ya no diría más por haberlo atacado, pero ya no podía detenerme. Porque por alguna razón me comencé a sentir molesta, molesta porque me ocultara cosas y continuara con su vida como si yo solo fuera un agregado más, pero no importante. No lo suficiente para pensar en decirme que ya era padre.

- ¿Era necesario? - Pregunté.- ¿O no cumplía con tus requisitos de futura reina? Tal vez, ¿No era lo suficientemente buena o no te daba el poder que querías?

Aíden sonrió.

- ¿De nuevo vas a comenzar a atacarme con lo que se te ocurre porque te sientes herida? - Preguntó. Tomé una de las decoraciones que había cerca y se la lancé, la atrapó y levantó una ceja, que actuara siempre tan... en control, me hizo enojar aún más, ¿Por qué no dejaba de hacerme sentir como una niña caprichosa con la que tenía que ser considerado?

- Tal vez no te gustaba la idea de que sentirte inferior, ella siendo duquesa debió de tener más carácter del que imaginabas.- Probablemente como Dione.- Tal vez querías algo más manipulable, ¿Acaso no te gustan menores Aiden?- Solo tiraba acusaciones al aire, pero algo de lo que dije dio en el blanco porque Aiden se puso pálido, pero justo después se enojó, no como una simple molestía, si no que la temperatura de la habitación aumentó varios centígrados y se acercó a mí con rapidez, me tomó del cuello haciéndome mirar hacía arriba, directamente a sus ojos. Su agarre no me quitaba el aire, pero era sumamente controlador.

- No me gustan las niñas, Erica.- Dijo, acercándose peligrosamente a mi, tanto que podía ver sus colmillos sin problema.- No me hagas arrepentirme por haberme casado con una.- Me soltó y se marchó dejándome paralizada, había visto un brillo de crueldad en sus ojos al hablarme tan fríamente, no era el Aiden habitual de siempre, había algo mucho más oscuro que se escondía en lo profundo, pero también... había dolor en su mirada. La manera en que lo había juzgado pareció dolerle y eso me hizo sentir una opresión en el pecho, quería ir y disculparme pero el orgullo pudo más conmigo y salí camino de nuevo al salón de baile, tenía que arreglar el escándalo.

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