Capítulo 35

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Erica

Entré en la habitación con las puntas, ya era tarde para comenzar a arreglarme. Aiden había dormido en el estudio que estaba anexo a la habitación y yo salí muy temprano para evitar verlo, ahora que lo había visto salir a una reunión importante decidí volver para prepararme y salir de nuevo cuando la música comenzaba a escucharse, solo me relajé cuando estuve entre la multitud, vi a mi padre y no dudé en acercarme.

Se veía bien con un estilo propio de los vampiros y el cabello recogido, aunque se le soltaban algunos mechones que le enmarcaban los rasgos. Verlo así con una actitud de observación muda con una copa del vino de las hadas en la mano derecha me hacía recordar a Malek, si se llegaran a colocar uno al lado del otro a nadie le quedaría duda de que eran padre e hijo, tal vez por eso Malek evitaba cruzarselo.

Las festividades todavía no comenzaban oficialmente, lo harían cuando Nyria, Arista y mi madre lo iniciaran. Ninguna de ellas se veía por ningún lado, tomé su copa y me la terminé de un trago, mi padre me levantó una ceja.

- ¿Problemas? - Preguntó mirando el fondo vacío.- ¿Sabes? Planeaba tirar esa copa.

- ¿Por qué? - Pregunté curiosa.

- Olía a afrodisíaco.- Se rió al ver mi expresión de sorpresa.- Es muy leve, parece la travesura de alguién.- Me dio unas palmadas en la cabeza en lo que pasaba un mesero y le daba la copa vacía.- Pero por si las dudas, te recomendaría que te mantuvieras cerca de mi o de Aiden.

- ¿Y cómo reconoces el afrodisíaco de las hadas y que tan fuertes o débiles pueden ser? - Me incliné hacía él. La música cambió y Arista entró iniciando un baile alegre con muchos movimientos que solo haría una bailarina experta estimulando de inmediato a todos los invitados con la alegría del inició de la fiesta, mi padre me miró.

- Varias experiencias.- Dijo antes de sonreír en medio de un recuerdo.- En una ocasión, Ivyridiana compró uno sin saber y lo dejó caer en mi oficina. -Me reí imaginandolo. Las anécdotas de la tía Ivyridiana que contaba papá siempre eran muy divertidas.- En otra ocasión la ex reina de las hadas me puso una trampa, pero Idara lo tomó haciendo exactamente lo que acabas de hacer.

- Bueno, al menos tenemos algo en común mamá y yo...- Me burlé.- Salvamos tu pureza.

Nyria entró cuando mi padre se reía de mis ocurrencías, giré mi cabeza cuando algo llamó mi atencion, era imposible no reconocerlo aunque su cabello era negro: Malek.

- Papá.- Toqué su brazo.- Regreso en un momento.- No me hizo caso, miraba fijo al frente, seguí su mirada y vi a mamá bailando junto a Nyria y Arista, se veía impresionante con el traje de las hadas y las joyas en su cabello. Sonreí sabiendo que papá ya ni sabía que estaba a su lado, me alejé y seguí la figura de Malek, incluso con el cabello de un tono diferente, su altura y el poder que trataba de ahogar era muy evidente, llamó la atención no solo de mujeres sino también algunos hombres le miraron algunos con asombro y cierta envidia, otros incluso con un brillo de deseo. Finalmente cuando estuve lo suficientemente cerca él giró la cabeza hacía mí, sintiendo mi cercanía.

- Erica.- Dijo.

- Malek.- Le sonreí.- ¿Qué estás haciendo aquí?- Vi un amuleto mágico en forma de broche en su traje, seguramente lo que le cambiaba el color de su cabello, pero sus ojos los mantenía rojos. Estaba vestido con ropas representativas de las hadas, le quedaban muy bien los colores oscuros a su piel pálida, parecía algún tipo de Dios oscuro.

- Los juegos de este año serán interesantes.- Murmuró viendo la pista de baile donde estaba Nyria con un pelirrojo, entornó ligeramente los ojos.- No podía perdérmelo. ¿Quién es él? -Preguntó.

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