Aryan
- ¿No crees que es hora de dormir? - Le pregunté a Ilyana acercandome al centro de la sala de estar mientras ella estaba encima de una mesa y miraba los cuadros que estaban esparcidos por todo el suelo, los esquivé y me subí a lado de ella. Acababa de terminar lo ultimo que había dejado de encargo Aiden antes de partir hacía el torneo de invierno y quería borrar los reportes de mi cabeza. Odiaba las responsabilidades reales.
- Quiero mandar a reparar los que se envejecieron.- Dijo señalando el de la primera reina de las hadas y luego el de Mikalle Varion.- Esos dos merecen un reemplazo de marco.
Asentí y la abracé, la decoración era algo que la volvía loca, yo ni siquiera pensaba en cuestionar nada cuando cambiaba un día la pared en amarillo y después se volvía azul, cambiaba todo según sus inspiraciones y afortunadamente tenía el suficiente dinero y propiedades para que no se aburriera nunca. Si quería más, bien podría comprarlo todo.
- Un cuadro rosa para Mikalle Varion.- Me reí cuando me dio un empujón.
- ¿Te lo puedes tomar en serio? - Hizo un puchero.
- Entonces un cuadro amarillo patito para que le de alegria en el más allá.- Tomé sus mejillas cuando se molestó más.
- Aryan...- Se llevó las manos a su cabello plateado y luego, después de pensarlo un momento se rió.
- Eres abusivo, ¿Un color que da alegría para un suicida? - Se quejó.- No sé cómo termino riendo siempre de tus tonterías.
- Por que me amas.- Le guiñé el ojo y luego me incliné para ver todos los cuadros. Todos se veían aburridos e incluso cansados de sus propias responsabilidades, de repente sonreí encontrando justo lo que pensé no volvería a ver. Salté y pasé por los pequeños espacios hasta llegar a un cuadro casi con la cantidad de años que yo tenía y lo tomé: era la primera alianza entre vampiros y hadas, hacía el final del reinado de Nyria Varion. Volví hacía donde estaba Ilyana y se lo entregué. Se sorprendió.
- ¿Es Maxell? - Me miró y señaló a un Maxell mucho más joven.- Siento que estoy viendo a Cedrick.- Se rió.- Son iguales, incluso en la cara que pone Cedrick cuando está a punto de hacer algo moralmente cuestionable.
- A veces a Maxell se le olvida su pasado.- Me recosté en la mesa e Ilyana se acostó encima.
- ¿Y cuál era su pasado? No puedo imaginarlo haciendo algo incorrecto, siempre sigue las normas.
- Yo pienso que Maxell y su hijo tienen una relación tan tensa porque Cedrick es la imagen de su pasado, de algo que tal vez quisiera olvidar...
Ilyana asintió.
- ¿Y tú no tienes una versión de ti mismo que odiarías ver en algún hijo nuestro? - Preguntó.
Lo pensé por un momento y luego sacudí la cabeza, incluso si tenía un hijo que fuera como esa versión de mi mismo que había quedado enterrada en el pasado no podría culparlo, mucho menos abandonarlo a su suerte. Yo tuve dos padres, uno biológico y el otro no lo era, pero en mi corazón mi padre no biológico lo significó todo para mi y usaba con orgullo el apellido Arscorth solo por él.
***
- Una vez tienes tu objetivo, estiras la flecha y disparas.- Maxell dijo ayudándome a sostener el arco, el venado comía tranquilamente hasta que la flecha que dejé ir le atravesó el ojo.
- ¿Y qué hacemos con el venado? - Le pregunté.
Se encogió de hombros.
- Comprobamos que esté muerto y lo dejas ser tomado por los animales.- Dijo.- Nosotros no necesitamos comer, puedes buscar a algún humano y saciar tu sed, pero no olvides matarlo o vendrá buscando venganza.
ESTÁS LEYENDO
Descendientes
FantasyDos gemelas tenían que decidir quién de ellas sería la nueva reina de las hadas. Lucinda Arscorth estaba perdidamente enamorada de Aiden Eckhart, el nuevo rey. Todos esperaban que ella fuera quien tuviera esa corona sobre su cabeza, pero no fue así...