Cuatro semanas habían pasado desde aquella desastrosa situación y mientras Jeon seguía realizando las actividades del día a día como si nada, Min no era capaz ni siquiera de salir del loft, a menos que fuera para comprar cerveza.
Yoongi se encontraba recostado en aquel sofá rojizo mirando al techo sin expresión alguna.
Sólo estaba existiendo allí, al margen de todo; tan metido en su mundo que no supo en qué momento alguien entró al lugar.
ㅡ¿Min? ㅡaquella voz, tan relajante y tierna, aquella que le daba tanta paz pero que al mismo tiempo se la arrebataba tan cruelmente.
Ante aquel llamado, su cerebro hizo clip y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sentado mirando en dirección al chico de ojitos de bambi. Este último sintiéndose tan chiquito por la mirada del mayor.
Min Yoongi se encontraba totalmente destruido y tristemente era una persona muy transparente algunas veces. No podía controlar todas las emociones que por más intentos que hiciese de no dejarlas salir, estas escapaban escandalosamente mediante sus ojos.
Aquellos ojos tan cansados de derramar lagrimas por personas, tan hartos de sufrir, un par de luceros que poco a poco iban perdiendo su brillo.
Sin nada que decir, el pelimenta se levantó de aquel sofá y camino un poco hasta llegar al piano que se encontraba en la mitad del lugar; dándole la espalda al menor, posó sus manos unos segundos sobre el teclado y luego de meditar unos segundos, volteó a ver al de cabellos castaños.
Le miro sin ánimos desde los pies hasta la cabeza y al cruzar miradas, le brindó una sonrisa mientras movía la cabeza en señal de que se acercara para sentarse a su lado. Jeon rápidamente asintió con una gran sonrisa provocando que pequeñas arruguitas se formaran en las esquinas de sus ojos.
De algún modo ver sonreír al castañito le reconfortaba y le recordaba el porqué seguía aguantando aquella sofocante situación.
Tal vez si soportaba un poquito más todo podría estar mejor finalmente.
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ㅡ¿Quieres una cerveza? ㅡpreguntó el mayor mirando a la ventana
ㅡ¿Debería aceptarla?
ㅡClaro, es lo único que puedes aceptar sin sentir que estás haciendo algo malo ㅡsoltó Min sin remordimiento alguno intentando que lo antes dicho sonara como una broma agregando un seco "JAJA".
Claramente a Jungkook no le había hecho gracia en lo absoluto y la tranquilidad y comodidad en el lugar se había esfumado nuevamente, como cosa rara.
ㅡNo de nuevo, por favor.
ㅡ¿cuándo vamos a hablar de esto, Jungkook?
ㅡNo lo sé, pero ahora no es el momento, Minㅡ su voz sonaba cansadaㅡ. Te lo suplico.
ㅡ¿Pero entonces cuando será el momento? ㅡcuestionó consternado ㅡ. Todo esto me duele, Jungkook. ¿Podrías tener un poco de compasión aunque sea por esta vez?
Jeon dejó salir un suspiro totalmente agotado por todo.
ㅡA mí igual me duele, Yoongi. ㅡposó su mirada en la del mayor ㅡMe duele no poder complacerte, no ser capaz de ser feliz porque sé que al mismo tiempo arrebato tu felicidad ㅡsus manos taparon sus ojos, llevando las mismas segundos después hacía su cabello ㅡ... pero por favor, Min. Entiéndeme, no es fácil todo esto ¿si?
El de tez pálida guardó silencio mientras bajaba la mirada con lágrimas amenazando cruelmente con salir de aquellos tristes orbes, mientras jugaba con sus manos. No podía verle la cara al menor.
Se sentía tan exhausto de todo; Jeon le pedía que lo entendiera y eso lo hizo desde un principio, sin excepción, en todo momento intentaba ponerse en los zapatos del castañito, ¿pero entonces quién lo entendía a él? ¿Quién iba a ser la persona que se pusiera en su lugar si no era él mismo?
El de tez pálida simplemente asintió con la mirada en el suelo, seguido de ello, tomó las llaves que se encontraban en el sillón y salió con pequeños pasos del lugar.
Luego de cerrar la puerta del lof, se quedó allí esperando: 1, 2, 3... contó en su mente pensando en que el menor saldría por aquella puerta para detenerlo.
No fue así.
Tal vez si contaba hasta seis, Jeon podría ir a por él, pensó. Consideró aquello brevemente pero luego negó con la cabeza; siempre era él quien daba otra oportunidad, quien esperaba porque tal vez hacerlo un poco más podría llegar a ser suficiente, quien fingía no saber que si alguien no hacía algo era simplemente porque no quería, por ello mismo, sin más comenzó a caminar.
Un poco triste al hacerlo, bastante decepcionado, porque aún si no había seguido contando hasta seis en su mente, se había quedado otro tiempo pensando allí, lo que finalmente resultaba dándole un tiempo de diez segundos más al menor para salir por él.
Pero no pasó y esperar parecía cada vez más una perdida de tiempo, lo cual cada vez le destruida el corazón al mayor.
ㅡEres un tonto, Min Yoongi ㅡse burló de sí mismo ㅡ¿De verdad creíste que te detendría? Si se trata de ti, diez segundos no son suficiente ㅡmiró al suelo mientras pateaba levemente una lata que se había encontrado por el camino ㅡ. Nada lo es al parecer...
Luego de caminar por un rato, terminó en el lugar que dio inicio a todo: aquel puente en el que se encontró con Jungkook por segunda vez hacía casi un año. Min nunca se hubiera imaginado que terminaría así. Tan cansado de esa situación que se volvía un circulo vicioso el cual los arrastraba al abismo a ambos.
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Las personas pasaban murmurando aterradas por ver a alguien sentado en el barandal de aquel puente mientras el mismo miraba los vehiculos pasar bajo sus pies, preguntándose la razón por la que aquel pelimenta estaba allí trepado, sin miedo al vacío, a caer por un mínimo descuido.
Min Yoongi, por su parte, lo único que hacía era mostrar una sonrisa tristona a la nada. Era gracioso que personas las cuales no tenían idea de quién era, se preocuparan porque pudiera caer y sin embargo, no le era suficiente escuchar cosas como <<pobre chico, espero cambie de opinión y baje de allí para que no le pase nada>>, <<Hay personas preocupadas por él, debería irse a casa>>, porque Min quería acciones, no sólo palabras.
El pelimenta estaba harto de palabras vacias, ¿era mucho pedir que alguien dejara de lado todo para demostrarle un poco de interes, que al menos le diera esperanzas para no rendirse? Al parecer sí era algo complejo, porque finalmente a las personas se les hace más fácil hacer promesas para luego terminar disulpandose por no poder cumplirlas, a hacer y demostrar más y hablar menos.
Después de todo, así son los humanos. Así son las personas que él ha conocido. Así es Jungkook.
De pronto, su mirada se fijó a lo lejos en dos jovenes que jugaban. Ambos reían a carcajadas mientras corrían para esquivar las bolitas de nieve que se lanzaban; se miraban tan felices que Yoongi simplemente no pudo evitar sentirse celoso.
Celoso porque él deseaba sentirse así, deseaba estar así con alguien a quien quisiera mucho y que el sentimiento fuese mutuo. Fue entonces donde de dio cuenta de lo mal que estaba, porque a pesar de sus pensamientos vagabundos, sólo quería ser así de feliz con una única persona: Jeon Jungkook. Aún si este le arrebataba la tranquilidad, no quería a nadie más que al castañito.
Y se golpeó la cabeza mentalmente porque aquella persona en la que no dejaba de pensar, al parecer no lo podría llegar a querer, aunque a veces pareciera que sí.
—Maldita asíntota... —murmuro antes de bajar del barandal.
-🐿Han'strawberry🍓
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A starry night ▵໋݊᭝ׄ╰ⰭYoonKook︙☆,,𖤐.
Fanfiction"Ahora el invierno estaba por llegar y al contrario de Min Yoongi, era la hora de estar solo para Jeon Jungkook." -🍓Han'strawberry🐿