Amarte || Hyunlix

Capítulo 35

[21 Años]

Ya pasaron, casi seis meses.

Hyunjin en cuanto podía, me llamaba para hablarme por teléfono.

Hablábamos horas, contándome cómo le iba en el trabajo y familia.

Antes de terminar la llamada, siempre decía lo mismo.

De lo cuánto me extrañaba y de lo mucho que me amaba.

Entonces después, cuando colgaba el teléfono. Se borraba mi sonrisa porque también, lo extrañaba muchísimo.

Pero en los últimos tiempos, las llamadas se hicieron nulas.

Yo tenía su número, pero no quería molestarlo.

Tal vez estaba muy ocupado, por el trabajo pensaba, así que evité darle importancia.

Ya llamará, me decía a mi mismo.

También en éstos últimos días, me fui por dos semanas, a ver a mi familia.

Que hace mucho no los veía. Está vez por suerte, pude viajar en avión.

Estaba Feliz, me vino el alma al cuerpo. Reencontrarme de vuelta con mis padres y mi pequeño hermanito, que ahora es un niño.

Pero ahora mismo, estaba de vuelta.

En un taxi, directo a la Mansión.

Después de dos horas llegué, era de noche y le dije al taxista, que se detuviera un momento.

Por qué antes de llegar, veía a lo lejos.

Unos autos estacionados, en frente de la Mansión. Pero eran, varios autos.

Miraba con el ceño fruncido y pensaba, que no puede ser que alguien esté en la casa o será que Jisung, organizó una fiesta con sus amigos.

Esa sería la única respuesta.

Así que le pagó al taxista y bajo del auto mi maleta, con mí bolso de mano también.

Me fuí primero a la casa de al lado, para dejar las cosas allá.

Después me fui, hacía la Mansión.

Mientras iba, miraba los autos de alta gama. Qué estaban estacionados en la entrada.

Sacó mi llave, para abrir la puerta.

Pero al poner mi llave en la cerradura no giraba, eso significa que estaba abierta.

También me parecía extraño. Jamás dejaban la puerta abierta, en ningún momento.

Tal vez, entran y salen gente. Será por eso que no la cerraron.

No sé porque presentía, qué algo no andaba bien.

No dudó más y abro la puerta.

Del otro lado, no había nadie.

Pero se escuchaba, una música tranquila.

Así que seguía, en dónde provenía esa música.

Caminaba por un largo pasillo y la música se escuchaba, cada vez más fuerte.

También oía algunas voces, pero no llegaba a reconocer a nadie.

Llegó al final del pasillo en dónde estaba, el salón grande y principal.

Abrí una de su doble puerta y al entrar, veo un montón de gente.

Estaban parados, hablando entre ellos y la mayoría tenía, una copa de champagne en sus manos.