Todo vuelve a empezar

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Cuando Adam logró finalmente alcanzarlo luego de recorrer medio bosque haciendo destrozos, intento arremeter contra la bestia y ponerle fin, pero el lobo más rápido, con dos movimientos logro tirarlo al suelo con gran fuerza, clavando sus garras en su abdomen. Adam escupió sangre y emitió un quejido ahogado antes de ser lanzado por los aires hasta caer en un pequeño riacho del que le costó levantarse.

— ¡Esta camisa era mi favorita, idiota!— le grito mientras escupia un gargajo con sangre. La bestia lo miraba desde la otra orilla y enseñaba los dientes— Hermano, por favor, no quiero herirte. Sé que estás ahí dentro. ¡Lucha!

La bestia gruñó y saltó de una orilla a la otra, cayendo sobre Adam quien no pudo esquivarlo y recibió un zarpazo en todo el pecho que lo catapultó contra un árbol cercano.

—Okey... Supongo que tendrá que ser por las malas— susurró sintiendo cómo la pérdida de sangre y los golpes comenzaban a jugarle en contra debilitándolo. Lentamente tomó dos rocas del suelo y cuando vio venir a su hermano, a escasos centímetros de que sus garras cortaran su carne, las dos rocas se hicieron pedazos a ambos lados del cráneo del monstruo, quién aturdido, no pudo detenerse y se fue de cara contra la arena y las hojas del piso. Desprevenido, no fue capaz de evitar el rodillazo que su hermano le profirió. Golpe que le hizo tronar la mandíbula.

Adam esperaba dejarlo inconsciente y que recobrara su forma humana. De esa forma podría llevarlo a casa y protegerlo. Sin embargo, aquel animal no era fácil de vencer. Ante la mirada atónita de Adam, quién no podía creer la fuerza descomunal de su adversario, se levantó, y lanzó un rugido que le calo los huesos. Ahora estaba furioso. Ya no era solo sangre y matanza. Adam miró las garras, y se dio cuenta. Si llegaba a golpearlo con aquellas zarpas una vez mas, seguramente sería su fin.

Suspiró.

—Sé que estás ahí dentro Cameron. No me obligues a lastimarte hermano— pidió dejando salir sus garras.

Con un rugido gutural por parte del lobo, la batalla prosiguió. El bosque entero tembló.

(...)

— ¿Por qué demonios no vuelven estos muchachos?— susurró Christian mirando su reloj. Hacía más de una hora que se habían marchado y bien sabía que de la casa a la biblioteca sólo había un par de minutos en bicicleta.

—Tal vez hay mucha gente en la fotocopiadora— contestó Laura quién lo había escuchado, mientras le daba unos últimos toques a una bufanda de lana que tejía desde hacía semanas.

—Hace casi una hora y media que se fueron Laura. No creo que justamente hoy, todo el pueblo decidiera salir a hacer fotocopias—

— ¿Quién sabe? Tal vez si— rio ella picando a su esposo. Christian sonrió.

—De todas formas llamaré a Adam para ver si todo está bien con Cameron—

—Conociendo a nuestro hijo mayor, creo que deberías llamar a Cameron directamente—

— ¿Tú crees?—

—Tal vez Cameron está de camino y Adam se quedó entretenido con alguna chica. No sería la primera vez que pasa. Es igual a ti cuando tenías esa edad—

—Eso no es cierto—

— ¿No? ¿Qué me dices de aquel desliz que tuviste hace algunas décadas?—

—Bueno... Si... Es cierto. Pero fue sólo una vez—

Laura negó lentamente. Christian no podía ocultarle nada. Era pésimo mintiendo.

—Llamare a Cameron entonces— exclamó finalmente y ya estaba marcando el número cuándo su sobrina lo interrumpió.

—No creo que sea necesario, tío— dijo Layra mirando las noticias.

Criaturas de la Noche. Primera Parte. ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora