8. Regreso de la muerte

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HELA

Las escaleras parecen eternas mientras bajo con con Nicklaus a mi espalda, tomándolo del brazo

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Las escaleras parecen eternas mientras bajo con con Nicklaus a mi espalda, tomándolo del brazo. Hago que el pelinegro entre al armario de limpieza y me muevo a la puerta principal, arreglando mi cabello.

—¿Por qué tardaste tanto? —cuestiona Cassian cuando abro la puerta.

—Lo siento, es que estaba ordenando mi habitación —miento.

Me acerco dándole un corto beso en los labios y él me abraza por la cintura pegándome más contra su cuerpo.  Cuando nos separamos subimos a mi habitación y antes de subir las escaleras le echo un vistazo al armario donde se esconde Nicklaus.

Justo antes de terminar de subir las escaleras se alcanza a escuchar un estornudo. Cassian me mira y baja las escaleras hasta el armario. Al abrirlo me quedo helada en mi lugar mientras él se queda viendo a Nicklaus.

—¿Que haces aquí? —le pregunta a Nicklaus tomándolo de la camiseta.

—Debería preguntarte lo mismo, Cassian —responde empujando a Cassian, soltándose de su agarre.

—¿Se conocen? —Cuestiono y ambos me ven al parecer recordando que estaba presente y que están en mi casa.

—No en realidad —habla Cassian.

—Bueno los dejo —dice Nicklaus, acercándose. —Nos vemos, rubia —él me besa en la mejilla y antes de que salga lo veo sonreír y ver de reojo a Cassian.

—¿Te acostaste con él? —suelta de la nada, sorprendiéndome.

—¿Que?

—¿Lo hiciste?

—Claro que no.

—Hela, él no es alguien con quién deberías juntarte, no es bueno.

—¿Y yo si lo soy? ¿Tú lo eres?

—¿Por que lo defiendes?

—No lo hago.

—Bien, solo te doy la advertencia, tú eliges que hacer. Y si sientes algo por él solo dilo.

—Cassian, no siento nada por él.

Él me ve en silencio y se acerca rodeándome con sus brazos.

—Vámonos de aquí—pido tomando su mano.

Él me sigue y subimos al auto. Tras conducir unos minutos me adentro en el bosque y estaciono fuera de la cabaña.

—¿Qué dices si nos quedamos por hoy? —le pregunto aún dentro del auto.

—Está bien, me gusta la idea.

Bajamos del coche y entramos a la cabaña.

—Hace años no venía aquí —habla Cassian desde la puerta.

Pasamos el día hablando, jugando y comiendo. Cuando anochece vemos televisión en el sofá y pasado un rato nos quedamos dormidos.
Despierto al escuchar un fuerte golpe afuera. Me levanto del sofá y apago el televisor quedando por completo en oscuridad.

Tomo mi móvil y en la cocina busco un cuchillo. Al acercarme a la ventana veo de pie a alguien en la puerta, y sin pensarlo dos veces abro, abalanzándome sobre la alta figura.

Me toma por las muñecas y en un movimiento rápido me deja debajo de su cuerpo desarmándome.

—¿¡Quien mierda eres!? —cuestiono, alterada.

—¿No me reconoces, Hela?

La sangre se me congela en las venas al escuchar su voz, y logro verlo gracias a la luz de la Luna.

—¿Que haces con ese idiota, amor?

—No, no, tú estás muerto.

—Seguro tú desearías que así fuera. Pero estoy muy vivo, amor, y no es gracias a tí.

—Suéltame —ordeno alterada.

—¿O qué harás? ¿Me dejaras medio muerto en el bosque como la última vez?

—Suéltame.

—Te soltaré pero si llegas a intentar hacer algo le vuelo la cabeza al imbécil que duerme adentro —asiento con la cabeza.

Apenas me suelta tomo el cuchillo, mi móvil y me alejo.

—Vete —pido.

—Me iré, pero esto no termina aquí —avisa con el mismo tono amenazante de años atrás.

—Bien, solo vete.

Lo veo alejarse hasta que se pierde en la oscuridad de la noche. Apenas entro y cierro la puerta enciendo las luces.

—Cassian despierta —lo llamo, sintiendo que poco a poco todo se vuelve más complicado.

—¿Que pasa? —habla adormilado.

—Nos vamos.

—Hela, son las dos...

–Solo cállate, y sube al auto.

—Bien, pero no me hables así.

Ambos subimos al auto y comienzo a conducir a casa. El camino es silencioso y no hablamos hasta que estaciono fuera de casa.

—Lo siento.

—Ya déjalo —baja del auto, esperándome recostado en el capó.

Antes de bajar suspiro refregando mis ojos.

—Vamos adentro —pido y entramos en mi casa.

Al llegar a la habitación él se mete en la cama y espera que haga lo mismo. Recuesto mi cabeza en su pecho y el me rodea con su brazo.

—¿Que pasó?

—Él está vivo.

—¿Quien?

—Alexander. Se apareció en la cabaña, lo que significa que ha estado vigilándome...

—Él no hará nada, Hela...

—No lo conoces como yo, cuando quiere algo lo consigue y más si se trata de dañar a otros, a mi...

Selinwinter
2022

Dominio (Killers #0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora