17. Feliz cumpleaños

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HELA

Me muevo por mi casa, deteniéndome frente a las puertas de despacho de mi padre, golpeo dos veces antes de entrar. Encontrándomelo, está sentado detrás de su escritorio, revisando documentos.

—¿Estás ocupado? —indago jugando con mis dedos.

—No ¿qué pasa? —cuestiona, levantado la cabeza para detallarme.

—No es nada, solo quería preguntarte si sabes dónde está Laila.

—Salió con tu madre. ¿Qué quieres con ella?

—Mañana es su cumpleaños. Quería planear una salida para ambas.

—¿Solo ustedes?

—Si, día de hermanas. Hace tiempo no tenemos uno.

—Bien —se pone de pie y rodea su escritorio. —¿Tarjeta o efectivo?

—Tarjeta —pido y me entrega la que usamos para días especiales desde que tengo memoria. —Gracias —le doy un abrazo y vuelvo a mi habitación.

A la mañana siguiente muy temprano entro a la habitación de Laila.

—¡Feliz cumpleaños! —me aviento sobre ella.

—Gracias. Hel, es muy temprano —habla adormecida.

—Hoy saldremos. Solo nosotras.

—¿A qué hora?

—Tienes dos horas para arreglarte.

—Duermo una y la otra restante me arreglo.

—Me parece bien —salgo de la habitación.

Horas más tarde salimos de casa juntas y subimos a mi auto. Desayunamos en una cafetería y luego vamos de compras y al spa. Al medio día almorzamos en un restaurante. Y luego vamos al parque donde nos sentamos a ver el río y hablar.

—¿Que nos pasó Laila? Antes no era así.

—Crecimos hermana.

—Lo sé, pero no puede ser solo eso.

—Hay muchas cosas Hel. Cosas que ni siquiera yo entiendo todavía.

—Laila ayúdame a entender y yo haré lo mismo contigo.

—Hela yo...

Todo se oscurece y solo alcanzo a escuchar el motor de un auto. Intento quitarme el saco de la cabeza pero me golpean y seguido de eso siento un pinchazo en el brazo.

Una habitación. Oscuridad. Olor a humedad. Dos hombres. Es lo primero que veo al despertar algo confundida.

—¿Dónde está mi hermana? —pregunto algo mareada por el golpe que recibí en la cabeza.

Los hombres me ignoran.

—Laila. Mi hermana Laila. ¿Dónde está? —Vuelvo a cuestionar y los hombres ven a una esquina de la habitación, lo que me obliga a hacer lo mismo.

El peso del mundo cae sobre mis hombros al ver hacia la esquina de la apenas iluminada habitación.

—Laila —me acerco cuando ella intenta hablar.

—Los Meyer. Mi habitación —musita con dificultad.

—¿Que pasa con ellos? ¿Que hay en tú habitación?

-Busca detrás del cuadro en mi habitación —tose soltando sangre. —Luego no vuelvas a casa, quédate con los Meyer —tras decir el apellido sus ojos se apagan, mientras una lágrima se desliza por su mejilla.

—La... Laila —la llamo, sacudiendo su cuerpo. -Lai... —el llanto se atora en mi garganta mientras atraigo el cuerpo sin vida de mi hermana contra mi pecho aferrándose a él con todas mis fuerzas.

—¿Quien lo hizo?

Los hombres permanecen callados.

—¡Contesten! ¿Cuál de ustedes dos, bastardos lo hizo?

Una sonrisa se dibuja en el rostro de uno de los tipos y el otro habla.

—¿La princesita que hará al respecto?

—Ya, no le hables así o puede que empiece a llorar... Oh, ya lo está haciendo.

Mi mente se nubla al igual que mi vista. No pienso. No siento otra cosa que no sea el dolor que comprime mi pecho y me hacer arder la garganta y ojos.

Me levanto bruscamente del piso con el cuerpo de Laila a mis pies, me acerco a uno de los hombres y en un movimiento rápido la garganta de uno se abre manchando de sangre mi rostro.

—¡Maldita perra! —Maldice el hombre acercándose rápidamente con la mano en su arma.

—Tú sigues.

Él hombre me toma del brazo quitándome la navaja y en un movimiento rápido le doy un puñetazo cortándole el rostro con la micro navaja de mi anillo. El hombre se agarra el rostro cosa que me da la ventaja de tomar la navaja nuevamente y apuñalarlo una y otra vez a lo largo del abdomen. El cuerpo cae a mis pies lleno de sangre y tomo el arma.

Abro la puerta y el pasillo ésta vacío al igual que el resto de habitaciónes. Tomo a Laila y la cargo hasta afuera. Estamos a las afueras del pueblo en lo que parece ser una fábrica abandonada. Lo sé porque cerca de aquí vive Cassian.

Reúno lo que me queda de fuerza y camino las catorce calles hasta llegar a casa de Cassian en la oscuridad de la noche.

Llamo a su puerta y minutos después sale.

—¿Otra vez tú? —abre la puerta pero se detiene al verme. —¿Hela?

—Cassian tienes que ayudarme —hablo y se acerca tomando a Laila y llevándola adentro.

—Hela qué...

—Dame tu móvil.

—¿Qué?

—¡Que me lo des, joder!

Él me lo da y se queda viendo el cuerpo sin vida de Laila.

Me alejo un poco y busco el contacto que necesito.

—Cassian —hablan al otro lado.

—Soy Hela.

—¿Qué haces con el móvil de Cassian?

—Alec, necesito que vengan a casa de Cassian. Por favor...

—Estaremos ahí en unos minutos.

Selinwinter
2022

Dominio (Killers #0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora