28. Acaba conmigo

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-28-
HELA
(1 de enero de 2003)

Despierto con el sonido de mi móvil y contesto saliendo de la cama con agilidad para atender la llamada.

—¿Hola?

—Hela, sé que no debo contactarte pero necesito que venga.

—Iré enseguida —cuelgo

—¿Quien era?

—Una amiga. Necesita hablar con alguien, iré un rato y volveré.

—Son las tres de la mañana...

—Lo sé pero ella en serio lo necesita. Era muy amiga de Laila y su muerte le afectó igual o peor que a mi.

—Está bien, vé con cuidado.

—¿Me prestas tu auto? —asiente y se vuelve a dormir.

Estaciono a una calle de la casa de los Meyer y me pongo la capucha para que nadie me reconozca.

Brooke abre la puerta y entro siguiendola a la cocina.

—¿Qué pasa?

—Estamos en peligro. No sé cómo pero alguien nos está acechando. Han dejado notas con palabras sueltas, nos siguen a dónde sea que vayamos y ésta mañana nos dejaron un paquete... —señala la isla donde yace una caja.

Al abrirla el repugnante olor me golpea la nariz soltando una arcada.

—Lee la nota —pide.

El primer cerdo, el siguiente será uno de ustedes.

—Mierda.

—Hela no creo que podamos llegar muy lejos si nos matan.

—Ustedes estarán bien. Nada les pasará —la abrazo y luego me avisa que debe ver a Raina.

Sin pensarlo mucho subo las escaleras rumbo a la habitación de Nick, pero me detengo al escuchar las voces que salen de dentro.

—No te dejaré provocarme, no con ella —escucho a Axel.

—¿Ahora tienes control sobre tus emociones? —escucho a Nicklaus hablar con irónia.

—¿Por qué sigues buscando mis reacciones, Nicklaus? Ella está contigo, ganaste.

—Te quiero ver pagar cada mal momento que me hiciste pasar.

—Si es lo que quieres adelante. Para mí todo acabó el día que te eligió a ti y no a mí.

—Deja el drama —lo escucho decir, con insensibilidad.

—¿Al menos la amas? Aunque sea a tu manera retorcida —cuestiona Axel.

Nicklaus se queda en silencio y eso me duele más que si hubiese dicho que no.

—¿Al menos planeas hacerlo? —le pregunta el hermano y odio no poder ver sus expresiones.

—No —suelta tan fríamente que quema.

Mi cuerpo se mueve por si solo y me adentro en la habitación.

—Eres un maldito —me dirijo al pelinegro que se queda serio al verme.

Cómo continúa en silencio no contengo las ganas de golpearlo que surgen de mi interior y le doy un puñetazo.

—Puedes irte a la mierda y en el proceso aprender a no jugar con las personas, pedazo de mierda.

Me doy la vuelta e intento salir de la habitación pero me toma del brazo para que lo mire directamente a los ojos.

—Supongo que es el momento—me dice y no entiendo a qué se refiere, solo noto la expresión que lucha para contener pero que ya conozco, la he visto antes en su rostro, pena.

Axel lo aparta y él se pasa una mano por el cabello saliendo de la habitación con rapidez.

—Hela —me llama y ya no sé que pensar. —Escucha no deberías estar aquí ahora, es peligroso.

—Me preocupa que les pase algo y quiero ayudar...

—A mi me preocupa que te pase algo a ti, así que si quieres ayudar vete y ponte a salvo.

—Yo no...

La ráfaga de disparos que se oye abajo me interrumpe, y Axel ve la puerta y luego a mi.

—Debes irte —avisa.

—Axel cuídate mucho —siento que la vista se me humedece.

—No llores ahora por favor —seca mis lágrimas y me besa en los labios para luego empujarme dentro de un pasadiso en la habitación. —Una vez la puerta se cierre levanta esa rejilla y corre lo más rápido que puedas. Llegarás a la calle en menos de cuatro minutos sube a tu auto y vete.

Antes de que la puerta se cierre escucho gritos y la ola de pánico me atraviesa cuando más proyectiles se escuchan abajo, mientras bajo las escaleras y me meto en la alcantarilla.

Corriendo por los pasadizos la pesadez en mi pecho no me deja respirar bien pero igualmente continúo.
Al llegar al final subo unas escaleras saliendo en el callejón que no me deja muy lejos de donde estacione el coche de Vladimir.

Subo al vehículo y acelero volviendo a la casa del ya antes mencionado, aún con lágrimas en los ojos. Al llegar entro al garage y bajo rápido encerrandome en el baño donde me quito la ropa y me ducho metiendo la ropa en la lavadora.  Cuando termino voy al garage envuelta en una toalla y me fijo que en el auto esté todo en orden.

En la habitación me visto bajo la mirada de Vladimir.

—¿Estás bien? —Me pregunta y todo se me comprime en el pecho.

—Si, solo quería darme una ducha para quitarme toda la tristeza de encima —digo, ya que en parte es verdad.

Cuando termino me recuesto a su lado reprimiendo las lágrimas y tragandome el nudo que tengo en la garganta, mientras Vladimir me abraza por la cintura y se vuelve a quedar dormido.
No me quito el sentimiento de que tendría que haber hecho algo para ayudar y que no hice nada, solo corrí dejándolos a su suerte.

Selinwinter
2022

Dominio (Killers #0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora