Los monstruos si existen, y no me refiero a los que imaginamos de pequeños. Esos que viven bajo nuestras camas o en el closet. Hablo de uno real, de carne y hueso.De esos que es complicado identificar, personas que en algunos casos conocemos persona...
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Al acercarme a Volkov Industries, me siento abrumada por la magnitud de lo que tengo frente a mí, no es la primera vez que vengo, pero esta ocasión es diferente ya que no vengo como la hija de Gavrel Volkov, sino como una infiltrada. El edificio se alza como un titán de acero y cristal, reflejando el brillo del sol en sus numerosas ventanas. La arquitectura moderna es una fusión de líneas elegantes y formas audaces, un claro reflejo de la ambición de mi padre. Cada detalle está cuidadosamente planeado para proyectar poder y prestigio, y la entrada principal, con sus enormes puertas de vidrio templado, invita a todos a cruzar el umbral hacia un mundo de opulencia y sofisticación.
Al ingresar junto a mis padres los ojos de los impecablemente arreglados empleados caen sobre nosotros mientras entramos al ascensor. Gavrel marca uno de los botones que nos lleva a uno de los dos subsuelos. Me mantengo en silencio en medio de mis padres, y cuando las puertas se abren con un sonoro "ding", mis ojos viajan a los largo del lugar.
Es la primera vez que me traen aquí y no puedo creer lo que estoy viendo. Bajo el gran edificio de la empresa de mi familia está el verdadero negocio. El largo y ancho pasillo te da la opción de entrar a diferentes habitaciones enumeradas desde la 01 a la 10, y al final del pasillo hay otra habitación.
Mis padres caminan uno a cada lado mío por el largo pasillo. Ágata trae un vestido ceñido negro con la tarjeta colgada en el cuello. Gavrel un traje negro a medida, también con la tarjeta de pase colgada en su cuello. Al final del pasillo las puertas se abren y nos dan el paso. Al entrar noto la similitud que tiene la habitación con un club. Por todos lados veo hombres trajeados con mujeres a sus lados y vasos de licor. Mis ojos evalúan a los guardias en cada esquina de la habitación, están armados con armas de alto calibre.
Al notar la presencia de mis padres los presentes se quedan en silencio con sus bebidas en mano.
—El día de hoy les tengo un anuncio. Mi querida hija, Hela, se nos une permanentemente. —Anuncia Gavrel, sujetando mi espalda. —Ahora brindemos —pide luego de recibir el vaso de whisky que le traen a él y a mi madre.
—Por nuestra nueva integrante —dice un hombre de unos veinticinco años mientras se acerca, y todos lo acompañan en el brindis. Mis padres lo saludan y, al instante, me dejan a solas con él. —Hela Volkova —pronuncia mi nombre con una suavidad que se siente casi como una caricia.
Estoy segura de que al menos mide un metro noventa, su cabello es negro intenso, y sus ojos grises me detallan.
—¿Y tú quién eres? —pregunto, mirándolo con seriedad.
Una risa grave escapa de sus labios al mirarme. —Soy Vladimir Nóvikov.
