Capítulo 20.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

—Son! —el grito se escuchó fuerte y claro, y ante ese llamado gokú no mostró expresión más que de repudio y molestia.

—¿Ah? ¿y esos quiénes son? —Nino preguntó cuando se giró y miró al par de jóvenes alcanzarles, más gokú no lo hizo, sus ojos señalaban al frente y evitando a esas personas continuó caminando. —¿Son-kun? preguntó ante la inesperada reacción del joven.

—Parece que lo interrumpimos, ¡te dije que era una mala idea! —mascullando, se reclamaban entre sí, pero no retrocedieron y se empeñaron en alcanzarle.

—¡Oye, espera Son! —llamaron otra vez.

—Lárguense, no quiero verlos. —exclamó y no les prestó mas atención, incluso pareció olvidar que Nino caminaba con él y quiso acelerar su paso, no obstante los jóvenes se le adelantaron y obstaculizaron su camino. —Se los advierto, ya suficiente tengo con evitar sus malditas caras todos los días. —las frías palabras se desataron mientras que con rabia les señaló con sus ojos rojos.

—¿Qué sucede aquí, quiénes son ustedes? —Nino preguntó aburridamente ante la presencia de los sujetos que interrumpieron su posible cita, o al menos eso quería creer que era.

—Solo queremos hablar con Gokú. —respondieron un poco intimidados por la actitud de Nino y optaron por centrarse en el joven. —¿De verdad planeas seguir evitándonos? —Le cuestionó el otro chico, preguntas que cada vez solo parecían agotar la paciencia del Son.

—¿Qué no tengo suficientes razones para hacerlo? Déjenme en paz—articuló, su fría voz se escuchó rasgada y poco amable, tan así que Nino se asustó un poco por su agresividad, sin embargo se sonrojó cuando él sostuvo repentinamente su mano y comenzó a avanzar.

—¡So-son-kun! —exaltada habló y ya sea por la repentina situación o por alguna otra cosa no reprochó, solo se dejó llevar, pero definitivamente las cosas estaban lejos de terminar.

—¿Harás como que nada ocurrió?. —el tipo robusto cuestionó logrando detener los pasos de Gokú una segunda vez. —Ya no somos niños, hablemos y aclaremos las cosas. —su compañero complementó y con todo esto fue imposible no despertar la curiosidad de Nino, porque a partir de este punto las cosas tomarían un rumbo distinto.

—¿Hablar? —Preguntó, su tono fue tan extraño que incluso Nino no le reconoció, miró sus manos temblar y también la ira que se marcó en su rostro, y fue cuando se volvió hacia los tipos que las cosas cambiaron en su totalidad, dejó de convertirse en molesta y en fastidio, lo único que expresó fue repudio.

—Eba-san nos contó sobre lo ocurrido con el club. —Mencionó el chico voluminoso y antes de que pudiese continuarUn fuerte golpe asestó en el tipo robusto, tan fuerte que terminó en el suelo ante semejante fuerza que se le descargó y la sangre dejó un camino sobre el aire y luego marcó el concreto que había bajo ellos.

—¡Izaki! —la voz de Maeda resonó en toda la calle, mientras que en ese mismo instante buscó ayudar a su amigo, Nino se quedó petrificada por lo que acontecía frente a sus ojos, pues el chico grande sostenía su nariz mientras que la sangre seguía escapándosele por la comisura de sus dedos escurriéndose y regándose en el suelo.

—Y de quién crees que es la maldita culpa, hablas como si ustedes no fueran iguales a esos idiotas! —la alterada voz de gokú exclamó y tomó al chico restante y lo empujó contra una pared cercana. 

—¡So-Son-Kun! —exclamó Nino y le detuvo impidiendo que avanzara y empeorase la situación.

—¡¿Además qué mierda tengo que hablar con ustedes?! —demandó saber con fuerte voz. —¿Quieres saber cuantos huesos me rompieron?, ¿quieres saber cuantas veces me golpearon o si de verdad estuvieron a punto de romperme las piernas?! ¡¿eso es de lo que tanto desean hablar?! —vociferó solicitando respuestas para sus alteradas peguntas.

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