Capítulo 36

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

—¿Novia? No-no digas eso, me avergüenzas.—nervioso se giró hacia otro lado, pero Ichika continuó con su Incompasivos juegos y buscó una forma de verle.

—¿Crees que tu hermana se enoje?—Se acercó y le tomó de su brazo, su sonrisa juguetona le presionaba.

—No lo sé, tampoco es como si le hubiese presentado una novia...—Su respuesta causó la risa en Ichika, y también una mirada brillante que delataba lo favorable que era para ella su respuesta.

—y dime, ¿no te interesa tener novia? —inquirió ahora con más ánimo, pero con un tono más calmado que el de antes, fue bastante notorio que su cuestión afectó a su compañero.

—por favor Ichika no me molestes con eso... —Murmuró. —solo queda un día antes de los exámenes, realmente necesito aprobarlos.—Su tono fue suplicante. Realmente apreciaba la compañía de Ichika en los descansos, pero hoy no simplemente se trataba de pasar el rato y esa actitud hizo que la chica recordase los eventos que últimamente han sucedido.

—Por cierto, te veías muy preocupado anoche, incluso más que antes.—le recordó y se acercó un poco más. —Pensé que solo bastaba con aprobar para que tu hermana te permitiese entrar al torneo.—su tono abandonó las burlas y quiso aclarar aquella duda que le había estado intrigando.

—Yo también lo creí así.—dijo él y continuó leyendo, pero era bien sabido que no es precisamente bueno para mentir, algo no iba bien y seguramente había algo que ocultaba, sin embargo, antes de protestar, la campana anunció el final del descanso.


La tarde hubo avanzado, las instalaciones estaban vacías en su mayoría y Gokú era uno de tantos que se preparaban para marcharse.

—Buen trabajo, esperamos lo mejor de ti mañana.—Dijo Eba al terminar de cambiar sus zapatos y luego se alejó. Gokú terminaba de atar los suyos con bastante ánimo, estaba un poco ansioso y razones no le faltaban.

—Parece que terminaste antes de lo esperado.—La fémina voz le habló a sus espaldas y él le buscó.

—Buenas tardes Nino-san.—Habló Gokú y se irguió listo para caminar de regreso a casa, tal cual lo acordaron hace un par de días.

No era un recorrido fuera de lo común, pero lograba sentirse especial. Un cono de helado en un día caluroso, la compañía de alguien más y los sentimientos que le hacen tímida bastaba para que Nino se asegurase de lo que él provocaba en ella, querer continuar así.

—¿Sabes algo? estoy un poco nervioso por el baile.—Admitió Gokú y Nino le observó con un poco de intriga. —Nunca he bailado en toda mi vida, tendré que practicar. —acompañado de una risita afirmó, burlándose de su torpeza.

—Si quieres yo podría enseñarte.—inmediatamente ella sugirió.

—Pero eso sería un poco vergonzoso Nino-san.—Dijo él manteniendo su risueña actitud, una que su compañera no compartió.

—¿No es justo sabes? —insinuó con disgusto y se adelantó a los pasos del chico para interponerse en sus pasos. —Tú me llamas por mi nombre, quiero poder hacerlo también.—exigió con una pequeña expresión inconforme.

—Bueno, es que llamar a las cinco de la misma forma es un poco confuso.—explicó , pero en parte ella tenía razón. —supongo que sería injusto.—finalizó causando la expresión de victoria en la Nakano.

—Bien Gokú-kun...—recitó dulcemente.

—Es raro escucharlo de alguien que no sea mi hermana.— resaltó y reanudó su trayecto. —Me gusta.

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