Capítulo 40

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.


Un sol radiante se levantaba en lo más alto del cielo, la sensación de calor y el aire fresco eran bastante agradables en la azotea, y como ya venía siendo costumbre, el par de jóvenes almorzaban juntos.

Sus conversaciones habían dejado de ser frecuentes, pero la rutina nunca se vio afectada, ambos sabían la razón de esta incomodidad aunque lograban disimularlo medianamente bien. sin embargo, hoy algo era distinto en Gokú, Ichika lograba percibirlo de alguna u otra forma.

—¿Te sucede algo? —su pregunta causó un susto repentino en el joven delatando cuán perdido se encontraba en sus pensamientos. —Has estado muy callado en todo el almuerzo, ¿no será acaso que piensas en una chica? —indagó golpeando coquetamente con su codo, pero su seño burlón se apagó.

—Algo así... —dijo él para sorpresa de la Nakano. —Invité a una chica hace poco y no resultó como esperaba.—confesó y la mujer se quedó perpleja ante tal inesperada confesión.

—¿Qué? —Su cuerpo dejó de responderle y en su rostro se reflejó una inmediata consternación que no pudo controlar. —¿Una chica? —Ichika no tenía forma de saber que esa persona podía ser la chica de la biblioteca, o incluso una de sus hermanas, en todo caso, le lastimó saber que aquello que pudo ser una declaración y el beso que compartieron no significó nada.

—Es extraño.—Gokú continuó hablando. —Se supone que debería afectarme, pero inexplicablemente me siento bien, incluso me alegra que todo haya terminado de esa forma.—repentinamente dijo con una sonrisa honesta que tomó inadvertida a la Nakano que solo se mostró aún más confusa.

—¿Por qué es así?.—preguntó consternada.

—En realidad, era una etapa de mi vida que quería concluir, y finalmente ha terminado. —confesó. —Mi vida a cambiado mucho, tengo nuevos amigos y nuevas metas por cumplir, si continuaba aferrándome al pasado seguro no llegaría a ninguna parte, y no es justo para muchas personas.—sus palabras cautivaron a Ichika que le escuchó atenta y con todo eso, solo pudo llegar a una sola conclusión.

—¿Eso significa que no sientes nada por ella? 

Gokú no afirmó ni negó nada, solo suspiró pesadamente y rascó su cabello, parecía que ni él mismo sabía la respuesta, pero algo sí lo tenía claro, y quiso ser honesto con Ichika.

—Al final el resultado nunca importó, ni siquiera estaba seguro de hacerlo, pero gracias a ti pude tener el valor de enfrentarlo.—afirmó y se volvió hacia Ichika. —No quiero arrepentimientos si no avanzar, quiero dejar atrás todo y centrarme en el presente.—de cierta forma, Ichika sintió que esa frase era dirigida a ella, a esto que en la azotea florecía, a ese sentimiento que se sembró hace ya cinco años reducido a este instante que era solo suyo.

—No sabía que te sentías de esa forma... —habló con alivio y eso marcó en ella una sonrisa  genuina, temió por esa persona que Gokú ha estado viendo, pero de inesperada forma, una seguridad muy extraña había emergido en ella. Comprendió que también era egoísta de su parte esperar a que él correspondiese este sentimiento ahora cuando apenas intentaba aclarar los suyos propios, precipitarse no era lo correcto.

Se acercó en un movimiento cariñoso y mantuvo esa expresión que siempre trae consigo, olvidó la incomodidad de aquel beso primerizo y solo quiso expresar sin palabras que ella no se iría, esperaría paciente.


La puerta de la biblioteca se deslizó lentamente y Mei observó a la Nakano de los audífonos entrar mirando a los alrededores con algo de ansiedad. —Buenos días ¿Buscas algo? —le preguntó llamando la atención de Miku que se acercó hasta donde Mei se encontraba.

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