Capítulo 22.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.


Los Ojos de gokú señalaban el ocaso, a una lejana parte del rio que reflejaba los tonos del crepúsculo, a las nubes que comenzaban a teñirse de un rojizo color. Solo se quedó inmóvil, dedicándose a percibir la brisa que golpeaba su piel.

No sabría decir el tiempo que pasó así; aguardando quién sabe qué, dejando el día transcurrir de esa forma sin ninguna razón, hasta que Inhaló el aire con profundidad y después de suspirar pesadamente dejó de sostenerse de una columna cercana. Su mente estuvo en blanco cuando avanzó dejando sus pies en mínimo contacto con el borde, no pensó en nada cuando lo hizo, lo que sea que quería hacer debía ejecutarlo ahora mientras esta tranquilidad perdure en él, pero esa paz que tanto añoraba no duró mucho, pues esa voz le interrumpió.

—¡Gokú-kun! —el grito que lanzó fue bastante fuerte, alterado y repleto de angustia, no fue difícil saber de quién se trataba y cuan alterada estaba, pero a pesar de su tono, gokú no se movió, no se volvió y tampoco aparentó sorpresa por su llegada, en el brillo de sus ojos solo hubo decepción.—¡¿Son-kun, qué es lo que haces?! ¡baja de ahí! —Miku le advirtió y sin perder tiempo le sostuvo de su ropa, aferrándose tan fuerte para apartarle del borde y evitar que cayese al vacío, donde el agua no sería gentil con él.

Silencio entre ambos fue lo que hubo, la brisa continuó soplando, el agua fluía tranquila bajo ellos y el sol descendía más allá, la mirada de Gokú descendió melancólicamente y sus manos se apretaron con fuerza, no se volvió para encararla, al menos no inmediatamente.

—¿Qué es lo que haces aquí Miku? —gokú decidió indagar, mientras se dedicó a ignorar las palabras de la Nakano. Se le escuchó frío y débil, sin mucho ánimo de entablar esta conversación.

—Te-te estuve buscando, nos enteramos que huiste de casa otra vez... —ella respondió. —todos estamos preocupados, salimos a buscarte. —informó y se aferró aún más a él. —Por Favor baja, es peligroso. —continuó indicando, intentando con su fuerza y palabras hacerle retroceder.

—No tienes que preocuparte por mí Miku, no lo valgo en realidad. —él habló en voz baja y la chica que quiso reprochar esas palabras, sin embargo no pudo hacerlo, pues él continuó. —Ti-tienes que irte, déjame estar solo. —él continuó pero la chica negó de todas formas, de ninguna manera era algo que podría considerar.

—No, no me iré a ningún lado. —respondió y sujetó su pierna aún más fuerte.

No fue necesario ver a la mujer para notar que su preocupación era genuina, le sentía temblar y sus palabras parecían quebrarse, la fuerza con la que ella le sujetaba fue ahora lo único en lo que pudo pensar y si de verdad él valía tanto como para causar este sentimiento en ella. No quería que continuase le continuase viendo en sus situaciones más jodidas que inesperadamente la están involucrando, quería que se fuera, pero comprendía que ella no se iría, no le soltaría y él no gritaría o haría algo para que fuese diferente.


Goku y las quintillizas - Capítulo 21.


Se resignó y suspiró con pesadez completamente fastidiado, pero no con Miku, despreciaba al destino por ser tan cruel con él, pero algo dentro de él se aliviaba por terminar las cosas de esta forma, inesperadamente se sintió feliz.

—Ven, sube. —dijo causando sorpresa en la mujer que levantó la cabeza buscando una explicación para tales palabras.

—¿Po-por qué subir? ¡es peligroso! —ella contestó desconcertada por esa sugerencia. —Tú eres quien debería bajar, ¡por favor, baja de ahí! —continuó insistiendo, esta vez jaló de su ropa incitándole a hacer caso, pero no consiguió mucho. 

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