Desde pequeño le aconsejaron nunca abarcar más de lo que podría comer, ―"No hagas más de lo que puedes hacer o te vas a romper"―, ―"No prometas cosas que no estas seguro de que puedas cumplir"―, ―"No enfrentes personas si no estas seguro de que puedas ganar"―. Así creció toda su vida, una normal hasta cierto punto; tenía pocos amigos, los justos como para poder recordar sus cumpleaños y fechas favoritas, vive en un departamento pequeño, para poder pagarlo tranquilamente y no tener que quedarse mucho tiempo limpiando.
Solo un gato, solo una hermana favorita, solo un chocolate preferido, lo normal, todo lo que puede abarcar para ser el mejor a los ojos de sus cercanos, nunca el mejor promedio pero siempre de los primeros tres, siempre aprueba sus materias en la universidad pero jamás se anota en más de tres por cuatrimestre porque no quiere fallar. Ese tipo de consejo le sirvió toda su vida, pero habían dos seres que siempre lograron romper la vara de sus capacidades.
Un par de hermanos unos meses más grande que él, un chico y una chica, gemelos si no se equivoca. Con ellos rompió la primera regla, la de los amigos, cayeron en su vida de golpe cuando casi se cae por subirse a un árbol demasiado alto, el niño de cabello negro y puntiagudo lo sostuvo de una pierna y la niña, de también cabello negro pero lacio y hacia abajo lo sostuvo de un brazo y así, entre ambos evitaron que se caiga de cabeza. Desde ese día no paró de encontrarlos, iban juntos a todos lados, a la plaza, escuela primaria, secundario e incluso la universidad y por supuesto, compartían el grupo de de amigos, de materias e incluso de cuarto.
La madre de ellos, la señora Mito, los amaba con todo su corazón y agradecía que ellos siempre fueran tan unidos, incluso cuando le presentaron a la fuerza a Killua, uno agarrado de cada brazo del pálido, que estaba rojo hasta las orejas por tener que ser llevado a rastras hasta la vieja casita.
El joven presenció el cambio de los inocentes niños a los jóvenes adultos que son ahora, ambos con un metro setenta y cinco de altura, veinte años y más de cinco de ellos yendo al mismo gimnasio, lo que los hace ver muy bien puestos, eso sí, las caras de ambos siguen siendo adornados por esos ojos mieles tan brillantes y redondos, felices por cosas pequeñas. Killua los quería demasiado, los amaba, a ambos por igual, le costaba a veces pues eran muy tercos y cuando se unían para serlo siempre salía perdiendo, pero aun así a veces no podía evitar cumplir sus caprichos, por más tontos que fueran.
Cuando los tres cumplieron quince años las cosas se iban tornando extrañas para ellos, se acercaron mucho más, pasaron a ser amigos muy íntimos, tal vez demasiado. Cuando quiso darse cuenta ya iba de la mano con ambos al salir de la secundaria, o tenía a alguno acostado encima cuando tenían momentos de descanso, era extraño, cómodo y se sentía natural ser tan pegajosos. Abarcaba cada vez más, salidas cada vez más costosas, comidas con cada vez más cantidad de platos, más horas despierto por y para ellos. Siempre siendo los tres, ni más ni menos. Y hubo un día, cuando cumplió los dieciséis que se dio cuenta de algo muy extraño.
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Smuttober - KilluGon
ФанфикPrimero unas aclaraciones rápidas: ⁂ Me eliminaron la historia anterior sin avisar. ⁂ Como no tengo la historia guardada en ninguna parte casi pierdo todo. ⁂ Inke es la mano de Dios y me ayudó a recuperar todo esto, hay que hacerle un altar. ⁂ Voy a...