◌●Un viejo amor●◌

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―Esto es humillante, tiene que haber otra salida― Leorio se mira en el espejo del cuarto donde junto a sus compañeros se esconden, tenían un misión juntos, llevaban siendo amigos desde la primera de ellas y aunque pasaron por situaciones bochornos...

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―Esto es humillante, tiene que haber otra salida― Leorio se mira en el espejo del cuarto donde junto a sus compañeros se esconden, tenían un misión juntos, llevaban siendo amigos desde la primera de ellas y aunque pasaron por situaciones bochornosas y denigrantes, jamás los habían obligado a utilizar un traje como ese, un maquillaje tan cargado y unos tacones tan altos, ―¡No puedo caminar con esto!, ya me duelen los pies y aún no empecé a caminar―

―¡Ya deja de quejarte!― Kurapika, su rubio compañero, le da un golpe en las costillas, harto del berrinche del mayor,
―Todos aquí estamos sufriendo por lo mismo, mira mi estúpido vestido, es casi transparente― No mentía, el blanco de traslúcido ante la luz y sonrojado intenta cubrirse.

―El único feliz con la situación es Killua, ¿Como haces para estar tan cómodo?― El aludido se volteó, tuvo que ponerse una peluca al igual que Leorio, pero su postura es mucho más relajada, acostumbrado a vestirse de esa forma.
―Una vez te acostumbras ya no es molesto, además, los vestidos son muy estéticos y los tacones realzan la figura, pero tu no lo sabes por qué tienes el mismo sentido estético que el de una babosa― Como una diva se volteó, terminando de pintarse las uñas de ese tono rosa, su vestido, uno negro, resaltando la peluca albina.

Siguieron discutiendo por un rato más, hasta que la hora llegó y tuvieron que partir, bajar las escaleras fue un martirio, caminar por las oscuras calles una tortura de miradas y comentarios obscenos que les generaban asco y pena. Debían llegar al centro, como caza recompensas su trabajo es no ser descubiertos, querían el gran botín que la familia Nostrade posee, pero el padre de la casa solo convocó a mujeres para la fiesta, en son de protección a su hija. Chica de solo 12 años que está incursionando en el mundo de la moda, dejarían pasar modelos y ellos estaban ahí para ser los más bellos modelos.

Colocarse ropa interior de todas formas había sido complicado, se notaba mucho con cualquiera de las prendas, así que intentaron ocultarlo colocándose cosas encima, y eso y sus intimidades, las cuales también debieron cubrir. Al llegar tuvieron que presentarse con nombres e identificaciones falsas, por su belleza los dejaron pasar. Cada uno tiene su encanto, Leorio y Killua juegan con su altura y delgadez, mirada afilada de parte del albino e intimidante de parte del Paladiknight. Kurapika es más bajo que sus compañeros, pero tiene una silueta más femenina que ellos, por sus hombros y espalda estrechas, su rostro sereno y serio llamaba la atención y es el único del equipo que no necesitó peluca.

La joya que buscaban no está a la vista de cualquiera, pues posa delicadamente sobre la sortija de la más joven del séquito de mujeres que la protegen, la pequeña Neon tiene varias joyas valiosas en su vestido, orejas, brazos y manos, pero la de su dedo vale más que todas esas juntas, siendo un antiguo tesoro que piratas Ingleses habían robado de la Corona, aunque no la buscaban por su valor monetario, sino más bien personal, la quería para ellos, para su lugar seguro.
Cambiaron hasta perderse en las multitudes, no querían ser reconocidos y tampoco llamar la atención, les preguntaban en qué agencias trabajaban, en que pasarelas modelaron pero ellos evitaban las respuestas, tenían planeada una historia por si se encontraban a alguien muy insistente, pero preferirían no contarla.

Smuttober - KilluGonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora