Hasta El Último Aliento

Parte 23

Desperté en la cama tapada hasta arriba de un ligera sábana, pero lo que me daba calor no era la manta, era la sensación del cuerpo dormido que había junto a mi y al que yo abrazaba.

Habja despertado con la cabeza apoyada el pecho de Max y abrazada a él. Y él tenía un brazo rodeando mi pequeño cuerpo y el otro colocado por lo alto de su cabeza. Se veía muy tierno durmiendo tan plácidamente y como no quería despertarlo, me costó salir de la cama.

Aproveché que estaba dormido para ir a la farmacia a comprar los medicamentos que el médico me había mandado. En Londres, fui un día al médico con mamá porqie no me encontraba nada bien y por desgracia nos dijo que era el momento de que empezara a tomar mi medicación.

Cuando oí aquellas palabras salir del médico, pensé que el mundo se me caía encima. Estaba rehaciendo mi vida, por fin tenía lo que cualquier chica de mi edad tenía y ahora que iba todo bien, tenía que empezar con el tratamiento. Me repetía una y otra vez que aquello fuera un sueño pero no era así...tenía mis medicamentos encargados y el fin de mi vida escribiendose cada vez más rápido...

-Farmaceutica: Siguiente...

-Irina: Si yo...- le ofrecí mi tarjeta sanitaria y con ella buscó mis medicamentos

-Farmaceutica: Ya sabe, tómese de cada tipo de medicamento tres dosis al día

-Irina: Vale...

-Farmaceutica: Espero que se recupere pronto

-Irina: Se que ya no me voy a recuperar.- dije desanimada

-Farmaceutica: Pero se encontrará mucho mejor

-Irina: Ya...supongo que habrá que mirar el lado positivo

-Farmaceutica: No se desanime, todo irá bien ya verá

Cómo no desanimarme si todo estaba llegando a su fin...

Hice un par de recados aprovechando que había salido. Además, así podría ponerle una excusa a Max de porque me había despertado temprano y había salido.

Mientras hacía otras compras y regresaba a casa, no paraba de pensar en que pasaría ahora...que sería de mi, de mamá, de Max...Por esto no quería conocer a nuevas personas, porque sabía cuánto me iba a doler saber que pronto ya no las volvería a ver nunca jamás, por eso no quería enamorarme y aún así lo hice y realmente, no me arrepiento

-Irina: No me arrepiento...- dije en susurro

-Lando: ¿De qué no te arrepientes?

-Irina: ¡¡LANDO!! Por pocas y me matas del susto

-Lando: Perdón.- se empezó a reír.- ¿Que haces por aquí tan temprano?

-Irina: Recados ¿y tú?

-Lando: Salí a correr un poco. Dime, ¿de qué no te arrepientes?

-Irina: De nada...estaba pensando...

-Lando: Ya...claro...venga, dime que pensabas

-Irina: Prometeme que no se lo dirás a nadie y menos a Max

-Lando: Lo juro y lo rejuro

-Irina: He empezado con el tratamiento, he comprado hoy los medicamentos

-Lando: Eso quiere decir que...

-Irina: Si...se ve el final...

-Lando: Dios mío...¿Y ahora qué?