Capítulo 6

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Un video iluminó la pantalla de su teléfono celular. Después, un mensaje de Rita emergió:

"Sally, tu boquita"

Una activista de las pieles marrones, un gatito mañoso y una receta de ensalada rápida fueron su primer abrir de ojos, pero su despertar por completo y que la obligó a salir disparada, como un rayo, de la cama, fue ESE video. Si Sally hubiese sido presentada a la humanidad con ESE video, estaba segura de que nadie hubiera querido ser su amiga.

Se la habían jugado, no había otra respuesta.

En la escena breve, pero contundente del adelanto del programa del día viernes, una enfurecida Sally discutía acaloradamente con Borja de la Torre. Éste tenía un rostro de galán desconcertado, perfecto, mientras unos pitidos infames que fingían la censura de groserías, adornaban todo lo que decía Sally; pavimentando su camino a ser incapaz de pagar la renta a fin de mes.

"¡¿Qué tiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, te crees?! ¡Piensas que porque tienes una tiiiiiiiiiiii tiiiiiiiiii, todo ese tiiiiiiii y eres tiiiiiiiiiiiiiiii tiiiiiiiiii puedes ir por la vida tratando a la gente como tiiiiiiii? No eres más que un tiiiiiiiiiiiiiiiiiiii tiii tiiiiiiiiiiiiii, lleno de tiiiiiiiiiiiii."

"No fue así como sucedió" —se defendió tecleándole a su amiga, pero el daño ya estaba hecho.

Hasta ella se sorprendía de cómo lucía, porque, aunque con imprecisiones, no recordaba haber sido tan dura.

No importaba si Rita le creía o no, el mundo ya festinaba con su "Día de furia", como le habían titulado las noticias amarillistas. Y los comentarios iban desde aprobación absoluta a sus malas pulgas, pasando por justificaciones absurdas, hasta insultos.

"Son unos parásitos, te van a volver loca."

Apagó el celular. Al fin, algo dicho por su mentor, le sonó sabio.

Eran cerca de las diez de la mañana, y hasta se le hacía tolerable pensar en compartir con él, otra vez, una sesión de ensayo.

Pero esos planes, para su sorpresa, fueron pospuestos. La sesión de ensayo fue sustituída por la aguda mirada de Teo, listo para rabiar. Borja se divertía con ello. Como la mayoría de los seres callados que saben de la agudeza de sus palabras, no requería más que sutiles gestos para hacer notar el gozo, que le provocaba una Sally grosera, sacada de contexto.

A él le gustaba ver el mundo arder.

Sally se enderezó en su asiento.

—Creo que ya todos sabemos lo que pasó en el adelanto...

—Luzco como una idiota.

Borja intercambió una mirada con ella, que indicaba que estaba en lo correcto.

—No te aseguro que no —musitó.

Y tomó un vaso de agua de los que estaba cuidadosamente puestos en una mesilla. Sally asumió, con acierto, que Teo los había dispuesto, en un gesto de diligencia para con la invitada.

El manager suspiró, mirando por última vez el video, y dejó en claro con ese gesto que no era lo esperaba. Sally se sintió reprendida como una niña.

En cambio, Borja daba la impresión de que le daba lo mismo lucir como el idiota que modulaba una "o". Todo en él lo decía; desde que seguía usando pantalón pijama por debajo de su elegante camisa, hasta su cabello enmarañado.

Por un breve momento, Sally sintió lástima por Teo, teniendo que lidiar con semejante gamberro.

—Parásitos, ya te lo dije, Teo —le recordó, llenando su vaso con agua—. Eso es lo que son y lo que hacen, no van a cambiar.

Conoce a tu EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora