The Dark Era (Parte 2)

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Ni bien cierra la puerta, Chuuya se apoya en ella dando un fuerte suspiro.

Sentía que sus mejillas se prenderían fuego en cualquier momento.

Solo se quedó ahí unos segundos y luego marchó hacia su departamento.

Aparte de lo que habían hecho, no dejaba de pensar que estuvo mal haberlo dejado así.

Dentro de todas las cosas, él conocía a Dazai. Sabía bien como podría reaccionar después de aquello; aunque por alguna razón, le estaba costando volver.

Entró a su casa; fue a la cocina y se sirvió un vaso con agua. Bebió con tanta sed que algunas gotas de agua se escurrieron por la comisura de sus labios.
Termina de beber y se seca la barbilla con su mano.

Eso fue todo el tiempo que se tomó para soltar como si nada el vaso y volver rápidamente al departamento de Dazai.

La puerta estaba cerrada, pero él tenía una copia de sus llaves que había mandado a hacer para verificar que no estuviese colgado o algo así.
Por si a caso.

Al abrir la puerta y dirigirse hacia su cama, ya se imaginaba lo que iba a encontrar.
Y no se equivocó.

Al principio le asustó ver tanta sangre. Pero al acercarse y notar que aún respiraba, le dio la tranquilidad que necesitaba para atenderlo mejor. Así que dio un suspiro de alivio.

-Ay Dazai... que imbécil eres, no tienes remedio. - dijo en voz baja negando un poco con la cabeza y revisando las heridas de su compañero.

Sabía que no se iba a despertar. Estaba demasiado ebrio, y de seguro no era que se había dormido, sino que había quedado realmente inconsciente. Sobre todo después de haber perdido sangre.

Así que va al baño en busca del botiquín, se acerca a la cama y abre el primer cajón de la mesa de luz donde suponía que guardaba las vendas.
Pero al abrirlo descubre la navaja.

Su navaja.

¿En qué momento se la había quitado?

Le dio un poco de todo al ver eso. Bronca, impresión, impotencia, tristeza... confusión.

-¿Por qué? ¿Por qué lo hizo con la mía?- se pregunta al notar las machas de sangre fresca en el filo de su navaja.

Dazai se mueve un poco haciendo reaccionar al pelirrojo. Así que guarda su navaja y comienza a tratar la herida.

De todos modos se iba a enterar que entró, así que no habría problema en llevarse lo que era suyo. Sobre todo para que no lo volviese a hacer.

Una vez vendado, Chuuya lo acomoda y se queda un rato viéndolo.

Dormido parecía otra persona.

No se lo había dicho, pero su media mirada también lo distraia.

Pero no de la forma en la que a él le distraen los de Chuuya. Sino que cuando Dazai te miraba fijo, era como si mirases a los ojos al mismo ángel de la muerte. Un escalofrío paralizante recorría todo tu cuerpo.

Eso era lo que se decía de él, y no estaban nada errados, pues Dazai no miraba a nadie a los ojos a menos que sea para asesinarlo.

Pero con él había sido diferente.
Muchas veces cruzaban miradas y no sentía esa parálisis de miedo. Más bien eran miradas cómplices o de burlas inocentes. Como si con él se pudiese comportar como un joven normal, aunque aveces lo sacara de quicio.

Y así dormido, se veía totalmente diferente. Sobre todo porque se había quitado la venda de la cabeza.

Como un ser indefenso y desconsolado.
Acurrucado como un niño que había sido abandonado.

Bungou Stray Dogs •◇ReBoot◇•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora