—Has tenido un buen sueño —dijo Cielo ventilándome con su bolso.
—No tanto... —mentí muy culpable. En realidad había sido un sueño maravilloso...por eso me sentí culpable, porque era un infiel en sueños.
Fue como estar en el paraíso. No quise despertar, pero no podía permitirme un coma placentero cuando aún tenía deberes que culminar. No sé cómo pude desear alejarme de sus amables caricias y de sus besos devoradores. Reuní la fuerza necesaria para volver a ver el real cielo azul que estaba sobre mí, sobre mi esposa, los vecinos y la pequeña estrella.
—No sabíamos que sufrías de narcolepsia—dijo la señora Río, quien cargaba al bebe.
—Fue un suceso realmenterepentino. Me preocupé mucho, pero cuando me di cuenta que tenías un rostro defelicidad, ya no le di importancia. De todas maneras, mañana mismo debes ir al doctor o mi Destello se puede quedar sin padre —dijo riéndose graciosamente.
—Sí, sí, yo también me preocupé, pero ya no nos dieron ganas de llevarte a la enfermería después de ver tu cara radiante. Debe ser genial tener narcolepsia —la vecina también se rio.
—Solo soñé con animales del parque, nada más —volví a mentir. Solo rogaba no haber dicho nada extraño durante ese sueño tan vergonzoso.
El día pasó sin más incidentes. Las mujeres eran las más escandalosas de todo el parque. Se comportaban como dos niñas traviesas durante todo el recorrido del circuito. El vecino Río las complacía tomándoles fotos cada vez que se lo pedían. Todos lo estaban pasando muy bien...y yo también. Aquel día sonreí más que nunca con tal de que las fotos detuvieran el tiempo con pura felicidad. Mi sonrisa, a pesar de tener un fin lamentable para mi familia, fue fácil de llevar con solo recordar los besos del joven que había bajado por el deseo que pedí.
Sé que había dicho que iba a ser mi último día, pero no lo fue.
Cada día me despertaba con la mente llena de trabajos que tenía que culminar. Los ingresos eran generosos y no estaba nada mal sumarle ganancias a mi cuenta bancaria para que Cielo pudiera cuidarse y cuidar a la Estrella durante mi eterna ausencia. Me convencía a mí mismo que terminaría los proyectos que tenían una cercana fecha de entrega, pero durante el proceso iba sumando nuevos contratos uno tras otro. Estaba en el mejor momento de mi carrera.
El pequeño mocoso refunfuñaba acostado en el mueble, los dos niños revoloteaban felices con los juguetes del bebe y la pequeña Estrella miraba con curiosidad los colgantes de estrellitas que Cielo había colgado es su corralito.
—Léenos un cuento —me pidieron los niños.
— ¡Nada de cuentos! —explotó el mocoso—. Solo van por aquí y por allá observando a los humanos como si ellos fueran lo más interesante del mundo. Desde que llegaron solo me estorban. Regrésense y ya no vuelvan nunca.
—Ayer fuimos a un tapa muerto —dijo el pequeño.
—No es un tapa muerto, es un entierro —le corrigió la pequeña.
El mocoso los miró aterrado. Refunfuñó más molesto que nunca y se tiró en el sillón.
— ¿Nos lees un cuento, Esteban? —me volvieron a pedir.
Los dos niños eran muy curiosos. Siempre había algo que los sorprendía. Me daba la impresión de que era la primera vez que venían a observar el mundo humano. Estaban descubriendo los maravillosos inventos que facilitaban la vida de las personas y también todo aquello que servía para distraernos, sin mencionar los postres y dulces que les compraba. Les encantaba. Eran buenos niños.
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UNA ESTRELLA ENAMORADA |1ra parte|
FantasyUna noche Esteban conoce a un extraño muchacho en la playa quien dice estar enamorado de él a pesar de no conocerlo. El extraño es el espíritu de una estrella que observaba a Esteban todas las noches sin que supiera. Para estar junto al humano...