20 Tatuajes

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Nuevamente me encontraba parado sobre la plataforma, pero esta vez sobre la casa de la nueva candidata. Ella dormía junto a su esposo de lo más cómoda. Se estaba volviendo muy molesto ver parejas acarameladas por todos lados, pero era mi tarea. No debía quejarme de nada. Lo importante era realizar el ritual con éxito para que por fin Destello pudiera estar junto a Resplandor.

Oro también estaba presente por desgracia. Apareció tras de mí como un fantasma, y al acercarse lo suficiente, sopló mi cabello para molestarme. Los niños no aparecieron en todo el día. Cada vez se ausentaban con más frecuencia.

El ambiente del ritual se encontraba estable. Lo mejor de todo era que no había ningún demonio observándome. La presencia del pequeño demonio de mirada fría fue un evento singular, pues era raro que los demonios quisieran vivir encerrados en el cuerpo de un humano, Además, cuando esas criaturas tenían interés en poseer un cuerpo, lo hacía sin complicarse. Les bastaba poseer con violencia el cuerpo del humano elegido.

Lo lamentable eran todos esos espíritus que deambulaban a mí alrededor. Ellos brillaban con más intensidad junto a mí, aunque no como la primera vez. Ya no había demonios que los espantaran, pero por alguna razón muchas se empezaron a alejar de mí. Los miré irritado.

—Es raro. No se ven animadas como la primera vez. Deben estar a la defensiva. Otro demonio podría estar interesado en la reencarnación.

—No digas tonterías, Oro, ya verás que tendré éxito —lo miré desafiante—. Además, nadie te invitó a venir. Por qué no te regresas a tu guarida de humano.

Él caminó tranquilo a mí alrededor.

—Es divertido verte.

Refunfuñé. Ya que importaba.

Miré a la parejita dormir en su cama. Nuevamente tenía en mis manos a Resplandor. Su aspecto de varilla dura cambió a una blanda e inmediatamente después le di la forma de una lanza diamantada. Fue un alivio ver que los espíritus no se amontonaron sobre mí, pues estos permanecieron quietos, aunque desesperados por ocupar el lugar de Resplandor. Ninguno se atrevió a cercarse descaradamente como la primera vez. Sonreí satisfecho.

Todo estaba yendo muy bien, pero un cosquilleo poco molesto empezó a recorrer la piel de mi rostro. Desvié mi concentración en esa parte. Mi pequeña distracción no fue perjudicial durante el ritual, pues aún mantuve a mi gusto el control de Resplandor. Se sentía satisfactorio poder manipularlo con facilidad.

—Tu tatuaje, Luna, está brillando —dijo Oro mirándome con extrañeza. 

—Lo sé — dije tranquilo mientras me agarraba la parte donde palpitaba mi piel—. ¿Crees que soy tonto? Yo lo estoy provocando.


—Mentiroso.

—No necesito que me creas.

No tenía idea como había hecho para que ese tatuaje apareciera en mi rostro, ni mucho menos sabía por qué me cosquilleaba y brillaba durante el ritual. Solo presentí que ese tatuaje tenía que ver con la facilidad de manipular el espíritu de Resplandor. No hacía ningún esfuerzo por mantenerlo estable, era fácil hablar con tranquilidad y tampoco me sentía débil.

El brillo del tatuaje debió causar un efecto a mi favor, pues la mayoría de los espíritus empezaron a alejarse espantadas. No todas reaccionaron de la misma manera, porque unas pocas se mantuvieron cerca de mí, aunque un poco recelosos. Me sentí con confianza. El ritual iba por buen camino.

Al momento de levantar a Resplandor para hincarlo en el vientre de la candidata, los pequeños espíritus que se habían mantenido cerca revolotearon desesperados. Para ellos era el momento perfecto de robarle la oportunidad a Resplandor. Cuando llevé a Resplandor al punto más alto de mi tiro, estos brillaron con intensidad, tomaron la forma de lanzas de varios colores y se posicionaron una sobre otra entre mis manos, como lo había hecho el demonio en mi primer intento.

UNA ESTRELLA ENAMORADA |1ra parte|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora