6.

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Era un día nuevo y juan de costumbre salió hacia el bosque, quería ver si aquel chico oso no hubiera destrozado su casa.

Abrió la puerta del lugar y se sorprendió al no verlo allí dentro, en su lugar, vio a un gatito blanco que dormía plácidamente en uno de los pequeños sofas. Se acercó e intentó agarrar al gatito pero un jalón en su pelo no se lo hizo posible.

no toques a mi gato

suéltame.

no, pedile disculpas a pelusa.

¡No! No le hice nada siquiera lo toque pendejo quedó callado al ver la mirada del otro bien, me disculpo.

Spreen empezó a reír, Una risa que, aunque duró poco, encanto al hechicero. sin que fuera un hechizo se pudo decir que lo dejó encantado.

Rápido dio la vuelta para ponerse un sombrero y un collar que tenía Guardado y se fue para afuera, lo cual fue seguido por el otro con curiosidad. Al salir se sentó en el suelo intentando meditar

¿que haces?

Interrumpió su tranquilidad, justo cuando estaba llegando a la parte más importa.

¿todo el día vas a preguntar?

Dijo sin mucha importancia

si.

El siempre quería tener la última palabra.

Juan ignoró al otro y cerró los ojos nuevamente para concentrarse en lo que hacia pero al tener la intensa mirada en sí no lo ayudaba mucho y lo ponía nervioso. Suspiro levemente ignorando cualquier pensamiento o mirada, y se dispuso a hacer lo que quería. Varios minutos de silencio pasaron y sorprendentemente empezó a levitar, sorprendiendo al semi-oso, el cual se quedó callado mirándolo todo el tiempo. aunque hubiera luchado con dioses mucho más peligrosos y asombrosos nunca se imaginó que aquel chico de apariencia débil pudiera ser un controlador de magia.

Duro solo 4 minutos aunque para los chicos pudo hacer simplemente 5 horas. Ninguno lo podía creer, podía levitar.

Abrió los ojos rápido y miró a los ojos al oso. Estos estaban tapados por unos lentes pero no impidió que pudiera sentir la sorpresa en sus ojos.

y-yo.. ¡lo hice! ¡Por fin lo hice!

Unos rayos empezaron a caer a su alrededor causados por la emoción del mago. Spreen fue rápidamente a calmar al chico para que no dañara los árboles o parecido, sin darse cuenta, le tomó la mano y la sostuvo. Los ojos del otro se abrieron al sentir eso, sin dudas pudo sentirse vivo una vez más en aquel tacto.

Los dos se sonrojaron un poco y se soltaron las manos.

te felicito creo..

Guerrero ─ SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora