Los siguientes son un par de días raros. Sin importar quién lo felicite por el éxito de su desfile, Chifuyu preferiría que nadie le hablara de él. Después de todo, pone en duda su victoria si hubiera modelado como quería hacerlo en un principio, y los motivos que lo orillaron a ser el príncipe desolado no son recuerdos gratos. Ganar solo fue un alivio temporal, una prueba de que no fue muy obvio que realmente quería llorar.
Su madre debe estar sospechando de su ánimo. Tal vez se haya creído lo de la indigestión del miércoles, pero él mismo reconoce que no está haciendo el mejor de los trabajos para convencerla de que no le enseña el video del desfile porque de verdad está horriblemente grabado y no lo apreciará como debería. «Seguro no es tan malo como dices y no me lo muestras por vergüenza», dice, mas no insiste hasta horas después, por si le pasan uno en mejor calidad. ¿Lo peor? Ni tan equivocada está. La intuición materna es tremenda, porque ni él sabe si la grabación que tiene es borrosa o nítida o algo en el medio, ya que no se atreve a siquiera echarle un vistazo. Si ella lo hiciera, no solo se arriesga a abochornarse, sino a que entrevea la tristeza genuina en su expresión, lo que los llevaría a una conversación para la que no está nada listo.
Lo más irónico del asunto es que cree que la suspensión de Baji es de lo más conveniente ahora. Sí, que ha sido el desencadenante de todo esto —aunque no es como si pudiera asegurar que no los habría pillado besándose a escondidas si Kazutora se hubiese quedado como el espectador que iba a ser—, pero anular la posibilidad de verlo con su novio en la escuela hace todo un poco más sencillo de asimilar. Por supuesto, se siente solo en el camino, pero si verlo nada más un par de veces a la semana para explicarle las clases perdidas es lo que su corazón necesita para una sanación menos traumática, que así sea.
Las fotos que fueron tomadas por los de Periodismo les serían entregadas el lunes, junto a la salida de los artículos sobre el festival. Realmente espera que no le hayan tomado una en pleno desfile, que solo sean las de la premiación, incluso si entre esas está la de su desafío a Kazutora.
Ah... De verdad lo había hecho, ¿eh? Debió entender lo que escondía en esa pose, quizás hasta más, y eso le asusta. ¿Qué tal si ahora cree que le estaba advirtiendo que seguiría luchando por ser correspondido en su lugar? No lo dejaría en paz. Anteayer mismo lo comprobó, Kazutora buscará marcar su territorio en cuanta oportunidad se le cruce. Duda que se limite a solo hacerlo mientras Baji esté ahí también; por lo vivido, insistirá aun si solo él puede escucharlo. Topárselo en la escuela sin compañía en estos días sería un infierno, de seguro. Tratará de no coincidir cuando busque sus fotos si es que los mandan a recogerlas en el salón del club.
Eso sí, primero tendría que sobrevivir a mañana. Apenas dos días de reposo son muy pocos para un corazón que todavía no comienza a sanar. Exponerse tan pronto a la fuente del daño otra vez podría acabar en heridas peores, sin embargo, faltar no es una opción. Lleva desde meses antes de percatarse de sus sentimientos esperando por su cumpleaños para por fin tener una excusa para darle un regalo... o tres, porque nada es suficiente, no si será para Baji. Su mal de amores no va a detenerlo, no le importa si supone un riesgo. Con tal de ver su cara al descubrir lo que le ha comprado, está dispuesto a soportar lo que sea. Espera que no lo pongan tan a prueba, de todos modos.
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A veces son tres tercios [BajiToraFuyu]
FanficDarse cuenta de que le gusta Baji solo después de enterarse de que ya tiene novio no es lo que Chifuyu hubiese imaginado para su primer flechazo, pero las sorpresas no se detienen después de conocer a Kazutora, el chico en el puesto que desearía ocu...