Capítulo 15: Novedades

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El día de la reincorporación de Baji a clases llega sin que se noten cambios entre ellos, por lo que Chifuyu supone que el sonrojo de su ronda con el pocky no fue tan grave como lo sintió. De hecho, mientras regresaban a casa, lo único que le comentó del juego fue que no se preocupara por haberle dado un beso indirecto a Kazutora, y cree que solo resistió la vergüenza porque, de lo contrario, se habría caído de la moto.

Vaya reunión le tocó para su primera asistencia, si excluye el cumpleaños. Intentó que Hakkai tuviera más suerte que él, y de cierto modo fue exitoso. Consiguió más, incluso si se congeló a último minuto, con ese permiso de obtener el beso indirecto al comerse lo poco que sobró. Admira esa valentía; le cuesta imaginarse siendo capaz de algo así —ni hablar de acortar la distancia al mínimo— aun si Baji estuviera soltero.

Respecto a su beso indirecto con Kazutora... intenta no recordarlo. Su consuelo es que fue el otro quien lo recibió, mas no hace que le disguste menos. Además, casi nadie se preocupó por ese detalle en sus turnos, aunque se percató de que la pareja se unió a los que partían el pocky a la mitad después de su ronda con Baji. ¿Se dieron cuenta tarde? ¿Se dieron cuenta por él? Ha evitado pensar en las implicaciones de eso último, no empezará ahora que está por volver a tener compañía en su camino a la escuela.

La anticipación le ha hecho estar listo varios minutos antes de lo usual, por lo que se pregunta si estará bien subir a esperar fuera de su piso —¿tal vez tocar? Ryoko le dejaría entrar— o si mejor solo aguarda a la hora de siempre para salir. Por el momento, cree que es prudente escribirle.

Yo
Listo para volver a clases, Baji-san? \(^ヮ^)/

No cree que responda en menos de un minuto, así que se sienta en la sala a acariciar a Peke J. Cuando le escribe en lo que se preparan para la escuela, suele contestar en un par de minutos o justo antes de bajar, pero esta vez transcurre el tiempo suficiente para que su gato se harte de los mimos y no hay notificación alguna de su parte.

Algo anda mal. Es casi la hora a la que deben irse si no desean llegar tarde. Su instinto le dice que suba a averiguar lo que sucede. Ya ahí, la idea no abandona su cabeza; no le queda más que ejecutarla. Se despide de su madre, se coloca los zapatos y sale... todo para frenar abruptamente en el primer descanso de las escaleras porque escucha los pasos de alguien que desciende a la carrera.

—¡Chifuyu! —Voltea hacia arriba y oh. Qué suerte que cualquiera que haya visto el estilo de nerd con el que asiste a la escuela estaría tan boquiabierto como él ahora. No es para menos, si de ese aspecto solo permanecen los lentes.

—¿Baji-san? —¿Qué está pasando?

—¿Qué hora es? —Sus cejas se juntan más, un gesto preocupado.

—Una buena aún, aunque al límite.

—Ah —suspira o, más bien, ¿se da un respiro? Parece destensarse—. Sigamos bajando. —Lo empuja ligeramente, de todos modos.

—¿Qué pasó con el peinado y eso?

—Me quedé dormido —murmura.

—¡¿Qué?!

—Mi madre casi me tira de la cama para despertarme amenazándome para que no me atreviera a dejar la escuela solo por una infracción después de medio año limpio, todo porque olvidé poner la alarma.

—Ah, puedo imaginarlo. —Sonríe, un tanto empático. La ira de Ryoko da miedo—. Pero ¿cómo que olvidaste la alarma?

—Pues eso, olvidé volver a activarla anoche. No me despertó a buena hora, así que tuve que correr para estar listo a tiempo.

A veces son tres tercios [BajiToraFuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora