El trío original c7

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Ya era de día.

La noche se me hizo larga. Hacía frío y mi cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto de John.

Estaba haciendo cuchillos con partes de la nave junto a unas chicas fuera. Los hacíamos para defendernos de cualquier cosa que pudiera haber en este mundo que realmente nos era desconocido; nos serían útiles.

De repente escuchamos a Wells gritar.

-¿Y ahora qué le pasa?- dije en voz baja dejando a las chicas para acercarme a la puerta de la nave.

Allí estaba un chico discutiendo con el hijo del canciller. Era Atom; el fiel servidor que seguía a Bellamy.

-¡Será para el que las necesite!- gritaba el canciller de la Tierra retrocediendo para que no le quitaran la poca ropa que tenía en sus brazos- Como en casa.

-¿Sigues sin enterarte?- Bellamy salió de la nave sin camiseta, detrás suya había una chica a la que besó y se fue.

Me acerqué para escuchar mejor y me fijé en que Wells no llevaba su pulsera. No lo iba a pasar por alto. Obviamente él no se la quitaría por que sí, sabía que se la habían arrancado. Seguramente era obra del pecoso que lo desafiaba con la mirada.

-Esta es nuestra casa ahora.- dijo él - Las reglas de tu padre ya no son aplicables, no te enteras.

-No Bellamy, quién no se entera eres tú.- me metí en la conversación- Dijimos que no obligaríamos a nadie a quitarse las pulseras.- cogí el brazo derecho de Wells elevándolo- Si piensas que la mejor forma de gobernar es obligando, vas por mal camino campeón, ya te lo dije. No tiene por qué agradarte Wells, pero acordamos una cosa los tres, ¿te lo tengo que repetir o con un recordatorio es suficiente? Si te crees que eres imprescindible aquí, ya te aviso que no. Todos somos reemplazables y tú te lo estás ganando a pulso.

-¿Qué quieres Nala?- puso los ojos en blanco.

-Teníamos un trato. John, tú y yo. Pero si empiezas a ir por libre, no voy a dudar en hacerlo yo también. - le dije seria.

-No llores tanto princesa.- rió junto a Atom que había intentado quitarle la ropa a Wells- Tu querido novio también nos ayudó.- hizo una parada- Es más,- sonría divertido- fue él mismo quién le quitó la pulsera, nadie más.

¿John le había quitado la pulsera? Tampoco debía de extrañarme. Si yo le importaba realmente, no habría dudado en hacerlo.

Pasó de mí y Bellamy volvió a lo que antes hacía. Se acercó al hijo del canciller y le quitó una prenda de sus manos.

-¿La quieres?- lo miró vacilón- Cógela.

Wells se lo pensó un poco y el resto de prendas que le quedaba las tiró hacia atrás y un grupo de gente fue corriendo a cogerlas, incluido el chico que estaba antes junto al pecoso. La ropa era una necesidad, y tristemente no la núnica.

-¿Esto es lo que queréis?- se refirió a Bellamy y a mí- ¿El caos?

-¿Qué tiene de malo el caos?- preguntó el pecoso vacilando.

De repente se escucharon gritos cerca de la hoguera y sin dudar fui corriendo para ver de quiénes eran. Bellamy me siguió mientras se ponía una fina camiseta encima.

Allí estaban John y una chica. Él la tenía prisionera entre sus brazos acercándola excesivamente a la hoguera que habíamos encendido por la mañana.

-¡John!- le grité- ¿¡Qué haces!?

-Queremos que en el Arca crean que nos morimos, ¿no?- dijo- Pues quedará mejor si sufrimos un poco primero.

Rulos//Los 100 (1º libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora