La llegada c2

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Cuando desperté, me encontraba sentada en una silla mucho más cómoda que mi propia cama y con cuatro trenzas en mi pelo. Llevaba ropa nueva; una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones cortos azul marino.

No estaba sola, había más gente.

Detrás mía estaban dos chicos con cinturones también, pero ellos estaban de pie. Uno tenía rasgos asiáticos y el otro tenía unas gafas muy peculiares. 

La muñeca me dolía a rabiar por la pulsera.

Llevaba desde la pulsera hasta el codo todo el antebrazo cubierto de vendas blancas para ocultar mis cicatrices de los pinchazos y torturas de Abby, igual con el brazo izquierdo.

Intenté recordar lo último que había pasado.

Ese sitio no era la enfermería; la conocía mejor que la palma de mi mano.

De repente, todo se movía, asumí que estamos en la nave, de camino a la Tierra por las palabras de la enfermera.

Sonreí.

Por fin no tendría que soportar las largas horas con Abby en la enfermería ni tendría que matar las horas esperando a que abrieran la puerta para intentar escapar. No habría más pruebas ni tratos inhumanos por parte de los guardias.

Sabía el por qué llevaba esas cuatro trenzas; no querían que el resto me viera el pelo; yo tampoco. Nadie en el Arca sabía que mi pelo era rizado, se suponía que yo era una delincuente más, me lo repetía continuamente el canciller Jaha.

-Presos del Arca.- se escuchó su voz por unos altavoces- Escuchad, tenéis una segunda oportunidad y cómo vuestro canciller tengo la esperanza de que veáis esto no solo cómo una oportunidad para vosotros, si no para todos nosotros y también para toda la humanidad.- asentí irónicamente- No sabemos lo que os espera ahí abajo. Si la probabilidad de sobrevivir fuese alta hubiéramos enviado a otros.- gracias canciller me dije a mí misma.- Os enviamos a vosotros porque vuestros delitos os han hecho... prescindibles.

- ¡Tú padre es gilipollas! - gritó un chico a pocos asientos del mío.

Supuse que su hijo estaría aquí; Wells.

Jaha me hablaba mucho de él durante las sesiones, yo apenas le prestaba atención, tan solo intentaba no llorar del dolor.

Pero, ¿por qué el hijo del canciller estaría preso?

-Vuestros delitos serán perdonados.- seguí escuchando- Aterrizareis en un lugar escogido. Antes de la guerra, en el Monte Weather había una base militar construida en su interior. Debía almacenar suficientes provisiones para sustentar a 300 personas.- escuchaba a la gente de lejos alegrarse- Durante más de 2 años.

Giré mi cabeza para ver a tres tipos quitarse los cinturones. Vi de lejos a Wells y a otra chica regañar a uno de ellos y advertir al resto.

-El Monte Weather es la vida.- continuó el canciller- Debéis localizar esas provisiones inmediatamente. Vuestra única responsabilidad es manteneros con vida.

La nave dio un fuerte movimiento que propulsó a los tres chicos hacia una de las paredes rompiendo así tuberias y partes del interior. El temblor no cesaba y salía gas por todas partes, pero de repente paró.

Habíamos llegado.

-Escuchad- dijo el asiático detrás mía- No hay zumbido.

-Genial, eso sí que es nuevo- dijo el otro a su derecha.

- ¿Pues a qué esperamos? - dije contenta mientras me quitaba el cinturón y todos me imitaban.

Bajé unas escaleras encontrándome a más chicos y chicas levantados.

Eso era nuevo para mí, nunca había estado rodeada por más de tres personas y de repente tanta gente se me hacía increíble.

- ¡Hey ya vale chicos! - exigió un pecoso en la puerta de la nave.

- ¡Quieto! - gritó la rubia que estaba al lado del hijo del canciller antes, bajando las escaleras que anteriormente había bajado yo. Se acercó rápidamente al moreno pecoso- El aire podría matarnos.

Caminé hasta la escena y me puse al lado de la rubia exigente.

-Si fuera así ya estaríamos muertos.- replicó el chico.

- ¿Bellamy? - una chica de ojos verdes preguntó en voz alta aproximándose hacia nosotros.

Él la miró, obviamente la conocía; la miraba con una grata sonrisa. Se quedó unos segundos quieta hasta que se aproximó un poco más. Yo me hice a un lado para dejarla pasar y prestar atención a la conversación.

-Qué mayor estás- dijo ese tal Bellamy.

Se dieron un gran abrazo.

-¿Qué llevas? ¿Un uniforme de guardia? - cuestionó al chica.

Me fijé y di un paso atrás. El mejor trato que había recibido de un guardia en toda mi vida había sido una vez en la que me cerraron la puerta a tres centímetros de mi cara. El resto habían sido golpes, daños e insultos.

-Lo robé para subirme a la nave. Alguien tenía que cuidar de ti.- dijo Bellamy sonriendo mientras se abrazaron.

Entendí que el chico no era ningún guardia y que no tenía de qué preocuparme.

Estábamos solos, 100 delincuentes en un planeta que nadie había pisado durante 97 años.

-¿Dónde está tu pulsera?- cuestionó la rubia al lado mío.

Lo único que hacía era preguntar y exigir.

-¿Te importa?- dijo la chica que había abrazado a Bellamy- Llevo 3 años sin ver a mi hermano.

¿Hermano? Eso era imposible, el Arca prohibía tener más de 1 hijo.

-¡No es su hermano!- gritaron por el fondo.

-¡Esa es Octavia Blake, la chica que encontraron escondida en el suelo!- gritó otra delincuente.

La tal Octavia enfureció, pero su hermano la agarró evitando que llegara a más.

-Haz que te recuerden por otra cosa.- le dijo Bellamy.

-¿Sí? ¿Cómo qué?- preguntó con la barbilla alta atrapada entre los brazos de él.

-Como ser la primera en pisar la Tierra desde hace 100 años.

Lo miré sorprendida, iba a pisar la Tierra, cosa que no se me había pasado por la cabeza.

Hasta hacía unas horas pensaba que mi vida terminaría en dos semanas.

Bellamy bajó una palanca que tenía a su derecha y la puerta se abrió.

La luz me hizo cerrar los ojos hasta que mis pupilas se acostumbraron.

Vi verde, vi árboles y ramas por todas partes, vi vida en ese lugar.

Octavia dio unos pasos hasta el filo de la puerta caída y pegó un pequeño salto para tocar la hierba.

Estaba contenta, por primera vez en mi vida algo me hacía ilusión, algo realmente me emocionaba y lo único que quería hacer era dejar atrás esa maldita nave.

-¡HEMOS VUELTO CABRONES!- gritó Octavia con euforia.

Todos corrimos rápidamente fuera para experimentar lo que era estar en la Tierra.

Allí estábamos, 97 delincuentes en un planeta que hacía años que no era habitado.



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¡Hola a todos!💕

¿Estáis listos para lo que se avecina en la Tierra?

🌲🌏🌳

Ya tenemos a Nala en el planeta y grandes cosas pasarán.

¡Para descubrirlas sigue leyendo!

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¡Muchas gracias!

-Ali

Rulos//Los 100 (1º libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora