Mariposas c11

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John y Finn estaban arriba del árbol desatando a Jasper cuando escuchamos ruidos entre las ramas.

- ¿Qué es eso? - preguntó mi ojos azules.

- ¿Terrestres? - cuestionó Bellamy mirando a su alrededor.

Vi justo en frente un animal. Era un tigre; encajaba perfectamente con las descripciones de mis libros de la caja de luz. Caminaba lentamente, estaba cazando a su presa.

-Creo que un terrestre no tiene esa pinta. - aseguré señalándolo.

Todos nos pusimos alerta pero el depredador empezó a correr a por nosotros.

- ¡Bellamy! - Clarke gritó- ¡Dispara!

Él se tocó el bolsillo trasero buscando el arma, quién la tenía era Wells, se la quitó y no se había dado cuenta. Disparó unas cuantas veces, pero sólo hirió al animal.
En un momento este desapareció. No escuchábamos ni veíamos nada.
El hijo del canciller no bajó el arma, y menos mal, porque el depredador saltó de un arbusto directo a por Bellamy.
Wells volvió a disparar hasta quedarse sin balas.
Esta vez, sí lo mató.

-Ahora sí que te ha visto. - el mayor de los Blakes le dijo a el canciller de la Tierra.

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Volvimos al campamento con Jasper y con el animal. Sería una buena cena, lo cargaban Bell y John mientras que Finn iba por delante y Clarke y yo ayudábamos a Jasper.

- ¡Hey! - escuchamos a gente del campamento nada más entrar-¡Han vuelto!

John y Bellamy dejaron el cuerpo en el suelo. Yo dejé al herido con la rubia. Fui con mis dos amigos, me puse justo a su lado y todos formaron un círculo para ver.

- ¡Mirar eso! - dijeron señalando al tigre.

Los dos chicos destaparon a la criatura y los delincuentes callaron.

- ¿¡Quién tiene hambre!?- grité.

El resto de los 100 se chocaron las manos entre ellos y lo celebraron.

Sonreí satisfecha, ya llevábamos días comiendo raciones y las estaba aborreciendo, comer carne nos vendría bien.

Alguien me pasó el brazo por los hombros inesperadamente.

Era John.

Me miró desde arriba; me sacaba media cabeza.

- ¿Vienes? - me propuso- Que el resto haga algo por hoy.

Le asentí y nos fuimos lejos de todos.

Me llevó a un pequeño campo con plantas blancas y moradas, todo era hermoso. Los árboles altos, y la luna en el cielo nos daba luz para poder ver. La radiación había cambiado muchas cosas. Sentí por primera vez en mi vida que tenía un lugar seguro, tal vez lo conocía de hacía poco, pero John me daba algo que nunca nadie me dio.

Me acerqué a una mariposa azul preciosa, revoloteaba libre por los alrededores. Jamás había visto una así de cerca. Realmente había muchas cosas que aún no había visto ya me quedaban por ver.

-John, esto es precioso. - le susurré sonriendo mientras miraba todo mi alrededor.

Él no me quitó la mirada de encima. Sus ojos estaban fijos en mi sonrisa. Se acercó lentamente y se paró justo enfrente mía.

- ¿Me concedes un baile, rulos? -se agachó un poco sobre sus rodillas extendiéndome la mano.

-Por supuesto. - le sonreí.

Él tomó mi mano y empezamos a bailar bajo la luz de la luna. Él movía su pie hacia atrás con movimientos suaves.
Nunca jamás nadie me había mirado con tanto amor.
John me daba eso; amor. Todo aquel que mis padres no tuvieron tiempo para darme.

Rulos//Los 100 (1º libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora