Capitulo 19

854 83 0
                                    

El lunes llegó. Algunos empleados que habían estado en la fiesta saludaban con más alegría de lo normal, como si mi papel de alcohólica les diera más confianza de lo que tenían permitido.
   Me encerré en mi despacho. Jungkook se había marchado a Busan para no descuidar su empresa. No estaba de humor y creo que no lo he estado desde la fiesta. Quería desaparecer, huir de todos, incluso de Jungkook.
   La mañana había sido tranquila. No salí de mi oficina, desayuné y almorcé allí. No había visto a Namjoon desde el viernes por la noche y pretendía no hacerlo. Su prometida, Eun Ji había intentado comunicarse conmigo durante todo el fin de semana, invitándome a un café, a cenar, al spa. Negué cada invitación, no me apetecía verla.
   La puerta de mi despachó sonó en tres golpes.
   –Adelante –respondí sin levantar la mirada. Escuché el mármol resonar tras los pasos de la persona que había ingresado–. ¿Qué suce...? –fruncí el ceño al verlo frente a mi.
   –Quería hablar.
   –No hay nada que hablar, señor Kim.
   –Por favor, no me llames así.
   –Vete o llamaré a Victoria –me puse de pie y caminé pasando por su lado.
   –No pongas distancia entre nosotros.
   –Tú la pusiste –me quedé frente a él. Clave mis ojos llenos de dolor en los suyos. Intenté tragar mis lágrimas, pero fue tan inútil como resistirme a su agarre–. Suéltame.
   –No pienso hacerlo.
   –Me lastimas.
   –Tú me lastimas.
   – ¿Yo? Dijiste que me amabas.
   –Te amo, es cierto.
   –No lo es. Estas por casarte con alguien más.
   –Ella no es nada para mí. Ya te lo he dicho, es arreglado.
   – ¡Eres un adulto, Namjoon! ¡Deberías decidir por ti mismo!
   –No es tan sencillo –evitó mi mirada.
   –Suéltame, Namjoon –volví a rogar.
   –No lo haré. No volveré a perderte.
   –Lo hiciste en el momento que entraste de la mano con Eun ji.
   –No es cierto, aún me amas –se acercó a mi rostro–. Lo sé, lo siento, aún me amas, ______(tn) –rozó su nariz con la mía.
   –Basta, Nam... –cerré mis ojos mientras las lágrimas corrían por mis mejillas–. Me haces daño. Aléjate por favor.
   – ¿Qué parte no comprendes? ¡No lo haré! ¡No puedo alejarme de ti!
   – ¡Entonces elije! –Él abrió sus ojos–. Es ella o soy yo...
   –_______(tn), no me hagas esto...
   –Ella o yo, Kim Namjoon.
   –______(tn)... –susurró mi nombre, mientras negaba con su cabeza.
   –Entiendo –me alejé de él–. Quiero que te vayas de mi oficina. No vuelvas a entrar.
   –No hagas esto...
   –Cualquier papel, informe, lo que sea, se lo darás a Victoria y ella a mí. No vuelvas a hablarme, no vuelvas a tocarme, no vuelvas a acercarte a mi.
   –No puedes prohibírmelo –tomó mi muñeca.
   –Si vuelves a tocarme le contaré todo a Eun ji.
Namjoon me soltó y se alejó. Caminó hacia la puerta y se marchó.

Dos semanas pasaron. Los días se volvían pesados. Mi rendimiento había bajado. Mi estado de ánimo ya no era el de antes. Había perdido la motivación en todo. Me pasaba los días encerrada. Jungkook tenía mucho trabajo, ya no regresaba como por costumbre. Todo se había enfriado, todo se había perdido en mí.
   No veía a Namjoon desde aquella discusión en mi oficina. Cada papel, archivo, informe era por medio de Victoria o Hoseok. Todo se había vuelto oscuro, cada rincón de mi vida.
   Tocaron el timbre de mi casa. Abrí la puerta con cautela y me encontré con una figura familiar. Algo cambiado, pero a la vez todo en él era igual. Su pelo estaba teñido de un platinado. Sonreía como si estuviera feliz de volver a verme luego de tanto tiempo. Me parecía extraño verlo sin traje. Solo una sudadera y unos jeans. La misma colonia, el mismo aroma, me llevo a través del tiempo, entre tantos recuerdos que pasaron por mi mente. Sostenía una maleta en su mano izquierda, mientras su mano derecha estaba dentro del bolsillo de su pantalón.
   Lo abracé en un impulso. Quizá porque en el fondo aún quedaba algún rastro de los sentimientos que tuve por él. Quizá por todos los años que estuvo a mi lado y eso ya me generaba una confianza. O quizá porque estaba tan rota que necesitaba el abrazo de cualquier persona en estemomento.
   –Oye, ¿estás bien? –su voz. Su voz acarició mi alma por unos segundos.
   –No digas nada, solo abrázame –mascullé. Él obedeció.
   – ¿Me has perdonado ya?
   –Jamás –me separé.
   –Tuve la impresión por ese abrazo inesperado –sonrió achinando sus ojos.
   – ¿Qué haces aquí?
   –Vine por unos días.
   – ¿Tienes pensado quedarte aquí? –alcé una ceja mirando la maleta que sostenía.
   –No quiero incomodarte. He oído que tienes novio –encogí mis hombros–. Iré a un hotel, solo quise pasar a saludar.
   –Puedes quedarte, no me incomoda.
   –No es necesario...
   –A menos que Diana se ofenda contigo.
   –Ella está en Estados Unidos. Vine solo –su sonrisa se esfumó.
   –Pasa –le di lugar.
   –Veo que quitaste los cuadros. ¿Dónde están?
   –Los quemé. 
   –Oh –caminó por la sala–. ¿La empresa que tal? ¿Kim Namjoon es buen socio?
   –La empresa va bien.
   – ¿Hay algún problema con Namjoon?
   –No tenemos buena relación, pero la empresa funciona bien. Eso es lo importante, ¿verdad? –él asintió–. ¿Qué tal el embarazo de Diana? –no me importaba en absoluto, pero quería desviar la charla.
   –Bien, aún falta mucho.
   – ¿Puedo saber a qué vienes a Seúl?
   –Solo quería despejar mi mente, he tenido mucho trabajo.
   –Fingiré que te creo. Te conozco demasiado y sé cuándo mientes.
   –Detesto que me conozcas tanto –negó con su cabeza–. Usaré la habitación de invitados. Iré a darme una ducha.
   –Bien, ve –Yoongi subió las escaleras pero se detuvo en el tercer escalón.
   –Oye, _____(tn) –volteé para verlo–.Me alegro de verte.
   –No creas que hemos hecho las pases, Min Yoongi.
   Lo escuché reírse mientras subía. Aún existía algo de dolor y rencor dentro de mi, pero no negaré que necesitaba una contención en este momento. Tal vez era momento de dejarlo ir y entender de una vez que nuestros caminos eran distintos.
   La noche había llegado. Yoongi había salido a comprar, yo procedí a preparar la cena. Últimamente ordenaba comida,no tenía fuerzas siquiera para cocinar.
    La puerta se abrió y mi ex esposo entró con una bolsa del supermercado.
   –Ve a sentarte, yo serviré la cena –se acercó. Me pareció algo sorpresivo. No había hecho eso desde hacía tiempo. Me senté en la mesa y él llegó con los platos servidos y una botella de vino debajo del brazo–. ¿Lo recuerdas? Era nuestro vino favorito.
   – ¿Qué intentas lograr, Min Yoongi? –entrecerré mis ojos.
   –Levantar tu ánimo. No solo tú me conoces, yo también te conozco, _____(tn)... –descorchó el vino y lo sirvió en las copas–... y sé cuándo tienes el corazón roto.
   –No me hagas llorar, quieres.
   –He sido un idiota, lo sé. No tengo derecho a decir nada moral –se sentó a mi lado–, pero me odié por mucho tiempo por hacerte sufrir. Sé la clase de mujer que eres y no mereces que nadie te haga llorar –apartó un mechón de pelo.
   –Yoongi, por favor –susurré–. En este momento no soy dueña de mi cuerpo.
   –Déjame serlo por esta noche. 


Please, don't leave me (Namjoon & TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora