Capítulo 26

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Jack sabía que hacer que John lo amara sería algo imposible, tenía que admitir que no había empezado bien pero no podía aguantar más tiempo cometiendo varias estupideces.

Cuando tenía 16 años había notado varios cambios en su cuerpo, como sensación extrañas que calmaba con algunas caricias. Otros chicos quizá fantaseaban con mujeres de cuerpos esculturales, buenos pechos o cinturas delgadas acompañados de una seductora sonrisa pero él era todo lo contrario.
Cualquiera le hubiera dicho que era un maldito maricón por pensar en un hombre, no se trataba de un hombre cualquiera de revistas homosexuales, más bien se trataba del amigo de su padre. El hombre que estuvo ahí desde que tenía recuerdos, era como un tío para él pero solo lo fue al principio, más tarde su cariño se transformó en otra cosa problemática.

Ya entrando en la adolescencia supo que estaba enamorado de Jonathan, tenía sospechas de que su padre se había enterado de eso ya que cometía tonterías como preguntar muy seguido sobre él. Así que de a poco se apartó de su padre y se encerraba en su habitación, solo se sentía feliz cuando John llegaba de visita a su casa pero obviamente no se quedaba mucho tiempo.

De a poco tenía algunos sueños raros con el señor Beck, sueños dónde podía estar más cerca de él y tener la oportunidad de tocar su mano mientras el mayor solo le mostraba una hermosa sonrisa. Los sueños fueron cada vez más seguidos, dónde el joven Jack aprovechaba para besar los labios del mayor.

Besos lentos como todo un principiante aunque Jonathan no tardaba en abrir sus piernas para que él pudiera tener una mejor comodidad, esos sueños siempre lo dejaban con la respiración acelerada cuando despertaba. Tan confundido como desesperado para poder hacerlo realidad mientras se enojaba al tener unos problemas con su erección.

Esas cosas habían cambiado su comportamiento, a veces tenía problemas con su padre pero aún así no le importaba. Sabía que él le contaba esas cosas a John, una vez los escuchó hablar en la cocina cuando había llegado de la escuela y no tardó en enojarse ya que John se reía diciendo algunas cosas que no le gustó.

– Está entrando en la pubertad, solo déjalo tranquilo. – Sonreía John mientras observaba a su amigo apagar la cocina luego de terminar de cocinar. – Ya se le pasará.

– Ojalá hubiera estado aquí su madre para que me ayudara, ésto es muy difícil para mí.

– Se supone que tú deberías ayudarlo, eres hombre. – Se levanta de su asiento para ayudarlo con los platos. – Tampoco es tan difícil, intenta hablar con él y si tiene algunos problemas con su cuerpo ayúdalo y ya.

– ¿Con su cuerpo?

– Habías dicho que muchas veces está extraño y de mal humor, puede que ya haya empezado con esos problemas. – Volvía a sentarse mientras su amigo suspiraba.

– No lo sé...

– Pronto verás como vuelve a ser el de antes y de la nada quizá experimente el amor. – Jack al escucharlo no tardó en maravillarse con la sonrisa que había puesto John, su corazón no dejaba de latir hasta que el mayor continúo. – Pronto se enamorará de una compañera de la escuela y te la presentará.

– ¿Tu creés?

– Claro que si, es lo normal.

Jack no tardó en alejarse hasta que escuchó como su padre lo llamaba desde la cocina para almorzar, detuvo sus pasos lentamente sintiendo un dolor en su pecho pero se había aguantado en llorar. Jack había fingido muy bien cuando entró a la cocina, los tres habían almorzado tranquilamente mientras los adultos hablaban, fue la primera vez que no quiso hablar con John, la primera vez que no lo quiso mirar.

Luego de varias semanas hubo un problema en su escuela así que iba a salir temprano, avisó a su padre por mensaje y aunque Leonard quiso decirle algo el menor solo apagó el celular para empezar a caminar aunque enseguida escuchó unas bocinas que lo llamaban.

The Rape of Jonathan BeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora