Capítulo 13

2.3K 120 18
                                    

Para John había sido difícil tener que llorar y pedir ayuda a los hombres que estaban con él, sentía mucha vergüenza pero ya no podía callarse y terminó por gritar todo lo que había aguantado desde el primer ataque.

Sus ojos le ardían mientras relataba lo poco que recordaba del reciente ataque y no tardó en sentir una mano ajena en su hombro tratando de acompañarlo en su dolor.

– Todo estará bien John, vamos a ayudarte. – Pudo observar como el señor Beck intentaba limpiarse las lágrimas mientras los oficiales seguían de pie escuchando todo.

John aún podía sentir sus ojos algo inflamados después de haber llorado mucho así que terminó por hacer caso a su doctor para quedarse unos días más en el hospital y descansar como tenía que ser.

No dejaba de pensar sobre lo que podría estar ocurriendo en la casa de Leonard ya que tuvo que decirles a los oficiales la dirección de su casa.
John ya tenía una sospecha de que podría haber terminado como un escándalo, después de todo conocía a ése hombre desde que eran jóvenes.

Ahora mismo se encontraba solo y en silencio en su habitación del hospital, faltaban unos minutos para que trajeran el almuerzo así que intentó dormir un poco aunque seguía sintiendo dolor en su cabeza.

.
.
.
.

Por otra parte Leonard no se encontraba muy bien después de haber despertado, fue informado sobre la detención de su hijo y que se encontraba en la comisaría.

Tenía que ir rápidamente para hablar con los oficiales y saber que iba a suceder con él pero por otro lado no tenía ganas de hacerlo. Odiaba sentir tanta jaqueca, no soportaba tener que vivir de ésa manera por tanto tiempo, quería dejarlo todo y decir la verdad a los oficiales pero si lo hiciera él también estaría en problemas.

" ¿Qué haré...?"

Sus manos le temblaban, obviamente merece ser castigado por ser el que ocultó todo desde el principio, pero tenía tanto miedo de como terminaría su vida.

Uno de los oficiales habían aparecido preguntándole si se encontraba bien para poder marchar hacia la comisaría, escuchar éso lo puso más nervioso pero de todas maneras se había puesto de pie para acompañarlo.

Cuando entró a la parte trasera del vehículo y observó como le cerraron la puerta su cuerpo se congeló, parecía como si se lo llevaran para encerrarlo, su imaginación ya lo estaba torturando más de lo que creía.
Solo habían pasado unos minutos cuando de la nada empezó a ponerse nervioso y terminó por derramar algunas lágrimas que no llegó a limpiar siendo visto por uno de los oficiales de la parte delantera del vehículo.

– ¿Se encuentra bien señor?

– Yo...yo solo estoy cansado...– Terminó por decir aunque parecía que el oficial que manejaba no creía en su inocencia.

– ¿Usted cree en la inocencia de su hijo señor?, ¿Cree que ésto es solo un mal entendido? – Apretó el volante mientras seguía viendo la carretera.

Leonard no había dicho nada, seguía limpiándose las lágrimas que cada vez eran difíciles de evitar, observaba por la ventana cerrada hasta que intentó en responder a ésa pregunta.

– ...No entiendo que hice para que él sea así, ¡En serio lamento tanto todas  las cosas que le hizo...! – Terminó por gritar en el vehículo dejando a uno de ellos sorprendido y al otro de mal humor haciendo frenar el vehículo de repente.

– ¡¿Tú sabías lo que él hacía?!

– ¡Daniel cálmate! – Intentaba detenerlo su amigo pero se notaba que no le haría caso.

– ¡Responde!, ¡¿Tú lo sabías?!

– ¡Era mi hijo, tenía que protegerlo! – Gritó desesperado haciendo enojar más al oficial de cabellos dorados.

– ¡Se supone que es tu amigo!, ¡Maldito hijo de perra! – Intentó calmarse para seguir conduciendo ahora lo más rápido posible al saber la verdad mientras el hombre detrás seguía hablando.

– ¡Creí que hacía lo correcto!, ¡Pensé que las cosas podrían arreglarse pero no pude controlar a mi hijo...!, ¡No pensé que otra vez lo volvería a hacer! – Leonard estaba desesperado, sabía que ya era tarde y tenía que aceptar las consecuencias, ya no había escapatoria.

Ahora mismo en el vehículo nadie más había hablado, solo se podía escuchar al señor Everett llorar mientras seguía pidiendo perdón.

.
.
.
.

Solo estuvieron esperando unos minutos para que el abogado asignado llegara, las cosas realmente no habían sido nada fáciles para el joven Everett pero el hombre que estaba ahí para defenderlo era muy insistente en conseguir pruebas.
Contando que supuestamente el joven jamás había estado en la propiedad de John y que jamás lo había atacado, mostrando los papeles que muestran un antiguo problema que tenían con la supuesta víctima.

– Mi cliente en la verdadera víctima aquí señor, jamás se acercaría a la propiedad del hombre que lo acosó sexualmente.

El oficial lo miró de reojo para luego mostrar las fotografías que le habían sacado a John, mostrando las heridas provocadas por el atacante.

– Ésta es la última vez que te lo pediré, coopera por favor.

– Ésto es ridículo...– El abogado no tarda en apartar las fotos. – ¿En serio creen que un joven puede ganarle en fuerza a un hombre mayor? No cometan el error de culpar a alguien inocente, ya fue suficiente en llevárselo en frente de todos en su escuela.

– El señor Beck afirmó que fuiste tú el que lo atacó ésa mañana, ¿Pero se supone que tú estabas en la escuela, no es así?

– Si.

– Hablamos con tus profesores y nos dijeron que no asististe ése día. – Se acomodó en su asiento mientras el abogado suspiraba cansado. – ¿En dónde estuviste realmente?

– Estuve en la casa de un amigo. – Respondió sin ganas.

– ¿Tienes pruebas de éso?

– Si, pueden llamarlo...se llama Alex. – Sacó de su bolsillo su celular y sin preocupación se lo entregó al oficial. – Ése día él estaba enfermo así que quise ir a pasar el rato con él jugando a los videojuegos, llegué tarde a casa pero solo fué porque perdí la noción del tiempo.

– De acuerdo, lo llamaré. – Anota su número para luego devolverle el celular al joven frente a él.

No tarda en llamar para poder verificar si mentía, solo bastó unos segundos para que del otro lado lo atendiera, se escuchaba a un varón confundido por ser llamado por un número que no conocía pero se le informó al instante lo que estaba sucediendo.
Hizo la pregunta que tenía que hacer y el joven Alex aseguró que su amigo decía la verdad, éso molestó un poco al oficial así que no tardó en disculparse y salir fuera de la habitación para seguir hablando dejando a los otros dos algo más tranquilos.

– Tu no te preocupes, nos iremos rápido de aquí. – Decía relajado el abogado hasta que ambos escucharon la puerta abrirse notando al oficial molesto.

Terminó diciendo algo que hizo sonreír por dentro a Jack, podía irse tranquilamente aunque de todas maneras éso no asegura que no vuelvan a molestarlo.
Salió de la habitación junto a su abogado que no tardó en despedirse, saliendo de una buena vez de ése maldito lugar para poder alejarse lo más rápido posible.

Tenía que ser cauteloso, ahora las cosas quizá ya vuelvan a empeorar, ésta vez había tenido suerte así que tenía que desaparecer.

"No pienses que te dejaré vivir tranquilamente hijo de perra..."

************

No pude actualizar porque mi celular había muerto jaja, lo lamento ahora ya tengo cel nuevo y estoy re feliz.

Ya falta poco para el final, hoy estaré ocupado pero escribiré lo que pueda ya que estoy algo inspirado.





The Rape of Jonathan BeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora