Once

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Lilith:

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Lilith:

+18

Sentia que quiza esto era un sueño y pronto despertaria, asi que cerre mis ojos con fuerza para guardar cada pequeña sensación en mi mente.

El sigue a mi espalda, sus besos van bajando por mi cuello y sus manos llegan al cierre de mi vestido.

En pocos segundos cae al suelo y quedo casi desnuda.

Mi piel se eriza ante su tacto, no puedo mas, me decido a voltear para quedar frente a frente. Un mechón de su cabello cae por su frente y lo retiro con delicadeza.

Le quito los lentes y los pongo en la mesita de noche, tomo su cara entre mis manos para verme reflejada en sus hermosos ojos. Siento cosas que se que es muy pronto para que deba sentirlas, pero no me voy a frenar... no ahora

Es entonces cuando estampa sus labios con los mios, ahora es un beso muy lento, se toma su tiempo. Disfruta del beso como si sintiera el mismo añoro y miedo al mañana.

Me dispongo a quitar su ropa para estar en igualdad de situaciones, primero su cinturón, él sonríe en mis labios.

Deslizo mis dedos por el borde de su boxer y siento como se eriza su piel... logro provocar lo mismo que el provoca en mi.

Rápidamente llegamos a la cama y yo solo he logrado deshacerme de su cinturón.

Recuestate — su voz cambio

Obedecí, me recoste para poder admirar como se quitaba la ropa, su cabello se alboroto un poco y eso me encanta. Cuando terminó se colocó entre mis piernas, yo ya estaba temblando de excitación con solo verlo.

Te necesito... — casi suplique

Pero me ignoró, empezó a deslizar los tirantes de mi brasier para bajarlo y dejar expuestos mis pechos, se concentró en ello, masajeaba sutilmente mientras su lengua estaba persistente en mis pezones.

Mi espalda se arqueó cuando su otra mano llego a mi intimidad, sus dedos y su lengua me daban tanto placer que jamas crei posible. Así que fue inevitable mi primer orgasmo, lo grite y lo disfrute tanto.

Sabes delicioso, pero quiza sea mejor comprobarlo directamente — se incorporó para bajar mis pantis y besar mi centro, mis manos estaban aferradas a las sábanas, mis piernas temblaban.

No pares por favor — movía mi cadera para intensificar lo que el hacia con su maravillosa lengua

Sentía el orgasmo arremolinarse en mi vientre, supuse que él sabia que estaba por correrme porque de inmediato me penetro, duro... profundo, me llevo al cielo.

—Dios! — fue lo unico que salio de mi boca mientras me corría

Creí que era un príncipe ermitaño y no un Dios — mordio el lobulo de mi oreja

Mis Errores, Tú y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora